CAPITULO I
El secreto de Lotor
Las
grandes puertas del viejo castillo Galra se abrieron a la par, dejando entrar
una comitiva de cortesanos que transitaban en caravana sobre una rojiza alfombra
que les servía de guía por el pasillo principal. Sólo se escuchan los ecos de
pasos, y murmullos en el amplio espacio con columnas de piedra y ornamentos de
metal. Un anciano Galra de cuerpo
encorvado aparece en escena,
descendiendo con dificultad por unas escaleras, con un gesto rinde pleitesía a
los presentes, e inclinado su cabeza se dirige en tono solemne a quien encabeza
la comitiva:
-
Bienvenido sea a su castillo, Príncipe Lotor.
No esperábamos su visita. Es un honor tenerlo de vuelta luego de tantos años.
-
Basta de formalidades viejo Jobar, que no
vine en visita oficial, vengo a buscar algo que me pertenece.
-
Todo el castillo le pertenece mi señor.
-
En realidad yo le pertenecía al castillo,
Jobar, pero no tengo tiempo para
esto, voy a mis antiguas habitaciones, espero que nada de lo que esté ahí haya
sido tocado.
-
Todo está como lo dejó mi señor.
Lotor
hace una señal con su mano a los que lo acompañaban para que no lo sigan, y
luego comienza a subir las escaleras junto con Jobar, que le sigue a corta
distancia, pero a un ritmo más pausado conforme a su envejecido cuerpo. Al final de los escalones, está el corredor de
las habitaciones del castillo, con las paredes de piedra repletas de retratos
de antiguos monarcas, cuyos rostros con severa expresión intimidante, parecen de
guardianes que vigilan con su mirada el paso de los caminantes. Finalmente Lotor se detiene ante una robusta puerta
de metal blindado, y Jobar apresuradamente procede a abrirla con una llave de
seguridad que guardaba en su bolsillo, se oye el sonido de un mecanismo de
metal oxidado funcionado con dificultad por el deterioro de los años, y al
abrirse por completo, solo se puede ver oscuridad dentro de la habitación.
-
Mi señor, al parecer el sistema de
iluminación automático está fallando, aun no hemos recibido las refacciones que
solicitamos a la central Galra de extremo norte del Imperio.
-
Basta de excusas Jobar, los años no solo
afectaron tu cuerpo sino tu mente, tú mejor que nadie deberías saber que las
mismas se encienden con una orden de voz.
Acto
seguido Lotor pronuncia la palabra Galra: “Keik” y la habitación se ilumina, descubriendo
un lugar austero, gris y húmedo, de
altas y estrechas paredes, sin ventanas, con una pequeña cama al final de la
misma, con un reducido escritorio en su lado derecho, y un estante de libros a
su lado. Un lugar cuya apariencia pareciera más cercana a una mazmorra que a
una suntuosa habitación real.
-
Mi señor, está igual como lo dejó hace tantos
años.
-
Sí, el tiempo parece que no ha pasado por
aquí, ni siquiera para destruir lo viejo. Este asqueroso planeta cubierto de
una niebla perpetua, no deja de ser un gasto innecesario de recursos para el
Imperio, que está en constante guerras. Debería convertirse en una prisión para
los enemigos de la corona, en vez de pretender ser parte de la historia de la misma.
-
Pero mi señor, con todo respeto, aquí creció
usted, y su padre construyó los cimientos políticos del Imperio en estos
pasillos. Esto es historia viva de Galra.
-
Este castillo no es originalmente Galra, y lo
sabes Jobar, fue arrebatado por conquista a los moradores reales de este
planeta, los ondurianos, y que fueron extinguidos y olvidados. Mi padre los usó
como símbolo de su poder, y una advertencia a otros planetas que temieran tener
un mismo destino si se oponían.
-
Mi señor, no soy quien para cuestionar su
opinión, ruego me disculpe.
Lotor
tenía su mirada fijada hacia la pequeña biblioteca. Camina unos pasos hacia
ella, la sujeta firmemente, y la arrastra a un lado para dejar al descubierto
la parte de la pared oculta detrás de ella. Se observa un dibujo pegado en ella
que parecen los garabatos sin sentido de un niño. Con su mano Lotor lo arranca,
y queda al descubierto un agujero en la pared que quedaba oculto con el dibujo.
-
Viejo Jobar, al parecer no eres el único que
conoce espacios secretos en este castillo.
-
Nunca se modificó esta habitación mi señor,
quedó igual a como usted la dejó hace muchos años. Esos son sus secretos, no es
de mi incumbencia saberlos.
Lotor introduce su mano dentro del
agujero, con expresión de expectativa, como esperando sacar algo de él, pero
por más lo intenta no lo logra, y la expresión de sus rostro cambia al de rabia.
-
Jobar,
eres un farsante.
-
No sé a qué se refiere mi señor.
-
Te atreviste a tomar el libro que dejé guardado
en este lugar.
-
Jamás haría eso mi señor, no se ha tocado
nada de la habitación.
-
Sigue mintiendo, y te ganarás que te corte en
dos con mi espada.
Desenfundado
su espada, Lotor apunta con ella al cuello del anciano, quien lo observa con
horror.
-
No mi señor, jamás le ocultaría tal cosa, si
lo hubiera encontrado, se lo diría.
-
Jobar, tú sabes que nadie más que puede
entrar a esta habitación.
-
Sólo la servidumbre de limpieza, pero bajo mi
estricta supervisión.
-
Llama a todos lo que han entrado a esta
habitación, y pronto, antes que suponga que me ocultas la verdad.
Jobar
corre despavorido hasta donde su envejecido cuerpo le permite, para cumplir con
la orden de Lotor, y reúne en una fila a toda la servidumbre del castillo, apenas
una docena de Galras, colocándolos ante Lotor es estricto orden marcial. Éste camina
frente a ellos mirando fijamente sus rostros.
-
Mi padre me enseñó a descubrir una mentira
fácilmente, y es olfateando el miedo, y
sé que habrá mucho cuando sepan el castigo que recibirá el que se atreva a mentirme.
¿Quién retiró el libro de mi habitación
real?
Hubo
un absoluto silencio, todos miraban al frente sin pestañear, pero sin fijarla directamente
en Lotor. Con tono de preocupación Jobar expresa que cree en lo sobrenatural, y
que en ese castillo siente que moran fantasmas.
-
Hacerte pasar por un anciano demente no
logrará conseguir clemencia de mí, Jobar. No creo en los fantasmas que
desparecen objetos, pero sí creo en convertir
a los sospechosos en fantasmas para que aparezcan los objetos.
La
tensa situación se rompe cuando uno de los Galra afirma con tartamudez:
-
Mi, mi… mi señor… con su permiso… de, de… debo advertirle que no todos los que
han servido en este castillo se encuentran presentes. Fa, fa… falta una mujer
que estuvo con su hija del castillo por varios años, y ahora no está.
-
¿Eso que dice este lacayo es cierto Jobar? -preguntó
Lotor con evidente molestia-
-
Es cierto mi señor, -respondió con temor
Jobar-. Tuve que enviarla en una encomienda hace tres meses al interior del
planeta, y jamás regresó, presumo que murió.
-
Algo tan importante y no me lo habías
informado. ¡Eres un incompetente! ¿A qué lugar la enviaste?
-
A las montañas de Kurul, donde está el viejo
Alhar de Ondur.
-
¿Le enviaste a manos de Alhar? ¿Estás
demente? ¿Y no enviaste a nadie para averiguar que había pasado con su encomienda?
-
Era sólo una esclava onduriana y su hija mi
señor. Haya muerto o escapado de su encomienda, no representa una pérdida
importante, que justifique arriesgar la vida de los pocos Galra que aun estamos
en el castillo.
-
Posiblemente ella sea la ladrona que robó el
libro, y por eso jamás regresó.
-
No lo había pensado mi señor, no sabía que
faltaba ese libro, ni siquiera conocía que existía.
Un
fugaz recuerdo vino a la mente de Lotor, la figura de Alhar, un viejo onduriano,
una raza humanoide antes orgullosa pero ahora casi extinta, que fue el primer
trofeo de guerra de su padre, y los primeros pobladores del planeta Ondur. Su
piel y ojos blancos, acompañado de un cabello gris, hacía que la figura de los
ondurianos se difuminara entre la niebla que dominaba el planeta. Exhorto en ese pensamiento, surge la imagen
de un Lotor niño a los pies de Alhar, escribiendo sus palabras en un libro: “El
árbol cuando más quiere crecer hacia luz, más entierra sus raíces en la
oscuridad. Quien mira a la oscuridad, la oscuridad termina mirando en él”.
Lotor visiblemente molesto ante dicha imagen mental, cierra su puño con ira.
-
Es
imposible llegar hasta donde habita Alhar por la nave real insignia, ya que esa
rata onduriana vive en una zona imposible de escudriñar aéreamente. Prepara mi nave superficial para ir a ese
lugar, y hazlo de prisa Jobar, porque este nivel de incompetencia que has tenido se paga muy caro.
-
En seguida mi señor, yo lo acompaño para
guiarlo.
-
Un desecho como tú sería un estorbo. A pesar
de los años, aun recuerdo la vía para llegar a ese lugar.
La
oscuridad aun no se disipa en el planeta, a las afueras del castillo se asoma
la nave superficial, en ella sólo hay espacio para un piloto y 4 pasajeros.
Lotor asume los controles de la nave, y suben a ella 4 guardias Galra.
-
Mi señor, si me concede unos minutos más,
puedo procurarle una nave adicional con otros 4 guardias que le sirvan de
escolta, para su mayor seguridad.
-
No pienso aguardar ni un segundo más. Yo en
tu lugar estaría orando a esos fantasmas en los que crees, para que consiga ese
libro.
La
nave parte a gran velocidad por un sendero inmerso en penumbra y neblina, hasta
perderse de vista. Jobar en su mente se pregunta cuáles secretos habrá en ese
libro para que el príncipe muestre semejante preocupación...
A miles
de kilómetros de lugar, a las alturas de las más grandes montañas de Ondur,
cubiertas con una espesa neblina que las oculta a la simple vista, una niña
onduriana se sienta debajo de una gran roca, y saca de su bolso un viejo libro,
que comienza a leer con interés, ya que sus blancos ojos le permiten ver con
facilidad en la penumbra, característica de su raza casi desaparecida. Su lectura se interrumpe por el grito de una
madre que la llama: “Saleh, hija ¿Donde estas? Regresa! Su instinto materno pareciera
que le advierte sobre un peligro inminente que sea avecina, pero que aún no
logra entender.
CAPITULO II
Por
el sendero nubloso, Lotor recuerda cómo veía de niño con envidia a los
ondurianos, el primer pueblo que llegó a conocer con cierta profundidad, ya que
incluso los Galra en ese entonces le eran desconocidos, más allá de lo que le
decía su institutriz en las clases de historia y costumbres, y de las
formalidades que veía en la corte que lo rodeaba, pero que serbia también de
muro para evitar observarlos en su vida privada y familiar. Con los ondurianos
era diferente, su bajo nivel de vasallos y esclavos, permitía que se mostraran
abiertamente en su vida cotidiana en las casuchas que rodeaban el castillo,
aunque fuese desde la lejanía de un balcón y con la distante mirada de un
telescopio, las pocas veces que la acostumbrada y cambiante neblina del planeta
se lo permitía.
En
las colinas de Ondur, al resguardo de la gran roca, unas jóvenes manos abren el
viejo libro develándose su contenido. No es la primera vez que Saleh lo explora,
de hecho, era albacea y consumidora de su contenido. Las amarillentas páginas
dejan ver una caligrafía Galra, pero que había logrado descifrar gracias a las
enseñanzas de su madre, que conocía el idioma, cuando estuvo al servicio en el
castillo. Saleh, comenzó a leer en voz baja aquella página que se revelaba ante
sus ojos:
“Hoy
pude ver como se cultivan las flores ondurianas. Son comestibles y estéticamente bonitas. Son útiles para saciar
el hambre del cuerpo, pero también para admirar la belleza. Nunca en sentido la
fragancia de alguna. Mi Institutriz me ha dicho que le aleje de ellas si alguna
vez veo alguna, porque pueden traer polen alérgico para los Galra. En realidad
no creo que sean peligrosas, no creo que lo ondurianos sean tan diferentes de
nosotros, y ellos las disfrutan. Hacen los que parece pasteles que comen en
familia sobre una gran mesa al frente de sus puertas, donde se reúnen cada
cierto tiempo. Me gustaría probar uno de esos pasteles; estoy cansado de esa
masa nutritiva que siempre comemos en el castillo. Espero que mi amiga me
traiga uno algún día, pero si la descubren podría morir, por violar los
protocolos de seguridad alimentaria. Muchos nos quieren muertos… hay que evitar
los venenos…”.
La
lectura de Saleh es interrumpida por el recurrente llamado de su madre, y ante
la insistencia de ésta, decide obedecerla. Guarda el libro en su mochila tejida
de con vivos colores, y a regañadientes y quejándose entre susurros, camina en
dirección a la voz de su madre, quien finalmente la ve y reprende
inmediatamente:
-
¿Dónde has estado Saleh? Te he buscado por
todas partes! ¿Por qué no respondiste al primer llamado?
-
He estado estudiando madre, como siempre.
Algo me no me dejas hacer…
-
¿Para estudiar necesitas irte a las colinas?
Si vuelves a desaparecer de esta forma, no te dejaré salir de casa por una
semana.
-
Eso no es justo madre!
-
Calla, Alhar me advirtió que no era
conveniente que nos alejáramos. La quinta esencia se lo advirtió.
La
niña al escuchar que fue una advertencia de Alhar, no cuestionó más a su madre.
El respeto por Alhar es grande por parte de los pocos ondurianos sobrevivientes,
incluyendo entre los más pequeños que aprenden desde temprana edad a quererlo
como el patriarca. Como un oráculo de profecías, Alhar emplea un ritual mágico
que lo conecta a través de la quinta esencia con otro mundo de espíritus. Así
los ondurianos sienten que no todo está perdido para su raza, mientras él esté
entre ellos.
La
mujer con la niña agarra de su mano, camina por un sendero que difícilmente se
puede ver más allá de unos pocos metros por la espesa niebla, parece un camino
sin fin porque no se observa destino alguno en el horizonte. Para los
ondurianos, acondicionados evolutivamente a esas condiciones ambientales, sus
sentidos adaptados les permiten ver a través de la niebla, al igual que leer un
libro en lo que parece la nada. Saleh se distrae cantando una vieja canción de ondur:
“Es el día, es día, para ver de nuevo quinta
esencia, ya los veía”. Ambas siguieron por el trayecto, con paso pausado
pero constante, sólo se siente el viento y el canto de la niña, donde incluso
las pisadas parecen ser mudas como si fueran de gatos, hasta que se les aparece
de repente como salida de la nada, la puerta de una cabaña. Habían llegado a
casa.
La
niña se sienta en la mesa, mientras la madre trae consigo un recipiente con
flores ondurianas, y se las coloca frente a ella. –Aun no las he podido
preparar las para poder comerlas. Saleh, extráeles el néctar mientras busco
otras para la noche-. La actividad hogareña se interrumpe por el sonido de la
puerta. Alguien había llegado. La madre de Saleh alarmada toma rápidamente una
lanza que estaba colgada en la pared, y frente a la puerta pregunta quién era
con firmeza, y la respuesta no se hizo esperar: -Toco la puerta muy mal, debe
ser por viejo-. Al reconocer la voz, baja su lanza y le dice que pase con un
suspiro de alivio.
-
Veo que te tomaste en serio lo que te dije.
-
Nunca se debe ignorar una advertencia de
Alhar.
-
La quinta esencia así me lo ha indicado, pero
no puedo ser preciso, y lo sabes.
-
Es suficiente con saber del peligro.
-
Por eso mismo he venido. La quinta esencia me
dice que ese peligro está cada vez más próximo, ya no puedes estar aquí sola
con tu hija. Es tiempo que vengas conmigo. Iremos a la vieja fortaleza del
Concejo Ondur.
-
Prefiero quedarme aquí, y confiar que la quinta
esencia nos protegerá.
-
La quinta esencia sólo es un medio, un
instrumento, no protege a nadie, ni condena a nadie, sólo los que la usan
deciden eso. Yo la he usado para ayudar, déjame ayudarte.
Ante
el pedido insistente de Alhar, la madre accede y le pide a Saleh que empaque
sus cosas, que irán en un viaje con él. La niña hastiada de la rutina, comienza
a guardar sus cosas en varias mochilas. Para ella se trata de una aventura,
porque jamás había conocido la vieja fortaleza por dentro, porque estaba
prohibida para los niños. El motivo de evitar un peligro inminente le resulta
irrelevante, porque nada malo puede pasar mientras esté con su madre y Alhar.
Al
poco tiempo ambas ya estaban listas para partir con Alhar; en realidad la vida
austera le hacía tener solo lo indispensable para vivir. Saleh no deja su bolso
tejido de colores, y en él el libro que la acompaña de forma inseparable. Los
tres salieron de la caballa, y se perdieron en la neblina con rumbo desconocido,
dejando que el tiempo inexorable transcurra desde su partida.
Pasaron
las horas, y en la cabaña vacía se escucha primero un ligero golpeteo por unos
segundos, y luego un estruendoso sonido de la puerta hecha pedazos por armas de
energía. Un par de guardias Galra irrumpen en la morada, y comienzan a buscar
por todos los escondrijos que encuentran, pero su búsqueda resulta en vano.
Lotor aparece y los guardias se le reportan:
-
Mi señor, no hay nadie el cabaña. Son las
coordenadas que no indicó Jobar, pero está vacía. ¿Quiere que busquemos objetos
sospechosos en ella?
-
Es perder el tiempo. No se ven alimentos en
la despensa, sin embargo está limpio el lugar, por lo que no estaba abandonada,
pero quienes la habitan partieron y se llevaron la comida. Seguramente se
llevaron aquello que busco. Hay que darles alcance.
-
Sí mi señor. ¿Buscamos en el sendero?
-
No creo que sean tan tontos para seguir esa
ruta si saben que los buscan.
-
Entonces esperamos sus instrucciones.
Lotor saca un viejo mapa de Ondur, y lo extiende sobre la mesa que hace
horas servía para preparar las flores, y lo observa con detenimiento. Al
principio piensa en la ruta que podrían haber tomado sus fugitivos, pero se
corrige, y piensa mejor de cuál sería su destino final. Se pregunta a dónde
iría él si fuera un onduriano… Y ve un
punto en el mapa que le salta a la vista, y clava una daga en él para marcarlo,
respondiéndose así mismo. - A la vieja fortaleza…-
En
el nubloso sendero Saleh camina junto a su madre, delante de ellas está Alhar, quien repentinamente se detiene, y pide
que a sus acompañantes que se sienten debajo de una enorme planta. –tengo unos
destellos de visión-, les comunica, y seguidamente saca una botella con una
sustancia amarillenta. Saleh ya había visto el ritual de la quinta esencia
antes, y no le causaba ningún interés volver a verlo, prefiere irse detrás de
la gigantesca planta a seguir leyendo el libro. La madre preocupada por ayudar
a Alhar en el ritual, en búsqueda de mayor información sobre el peligro que los
asecha, deja por unos minutos a su libre criterio a la niña, quien sentada saca
nuevamente el libro de su mochila de colores, y comienza a leerlo en una página
que tomó al azar:
“Jamás
había visto una chica tan hermosa, y nunca había experimentado esa sensación de
querer ser su dueño. Mi institutriz jamás me habló de estos sentimientos, pero
los he visto desde el balcón cuando espío la vida de los ondurianos. Algunos se
agarran de las manos, y otros se tocan en los labios, una costumbre que
considero irracional, pero extrañamente me gustaría experimentarla con aquella
chica. Una vez entró a mi habitación a poner unas flores, algo inútil porque la
luz artificial las marchita rápidamente, a pesar que las plantas ondurianas sobreviven con muy poca
iluminación, pero ciertamente lo agradecía, porque cuando era niño siempre
quise saber cuál era su olor, y ahora que soy adolescente, finalmente lo
conozco gracias a ella. Aquella vez quise tocarla en su cabello, que estaba
impregnado por la fragancia de esas flores, pero ella se apartó rápidamente y
salió asustada de la habitación, pensé que no volvería a verla, pero al día
siguiente tenía más flores en ella. Su nombre, Aruma.”
Alhar
sorpresivamente interrumpe la lectura de Saleh tomándola bruscamente de la mano. Está como en un transe, sus ojos
brillan como dos antorchas que se pueden ver incluso en la espesa neblina. Le
dice con una voz que parecía el eco de cientos: -El universo depende de que
lleguen pronto a su destino, tú tienes el secreto que esconde su salvación-.
Saleh atemorizada, sale a buscar refugio en los brazos de su madre, mientras
que Alhar recobra el sentido paulatinamente, y se dirige a la madre de la niña
con su voz normal:
-
¿Qué dije durante el ritual? Recuerdo muy
poco cuando entro en contacto con la quinta esencia.
-
Hablaste de una mensajera del tiempo que se
había hecho parte del universo con la quinta esencia.
-
Sí, ella es una entidad que está más allá del
tiempo, viene del futuro de un mundo lejano, pero ahora no hay tiempo para
ella. Su esencia impregna toda la quinta esencia. Me ha advertido del peligro.
-
¿Será una diosa?
-
No lo sé, alguna vez fue una mortal, pero diosa
o no, ahora es nuestra mejor aliada. ¿Qué otra cosa dije?
-
Sólo lo que le dijiste a Saleh, que debíamos
irnos pronto, por el bien del universo. ¿Eso también te lo dijo la diosa?
-
Sí, fueron sus palabras, pero creo que
preferirá que la llamemos por su nombre.
-
¿Y cuál es?
-
Allura.
Los tres caminantes retoman su camino, con la reafirmación de la
necesidad de llegar pronto a su destino. Saleh se percata rápidamente que por
el susto que recibió de Alher, había olvidado recoger el libro. Se regresa
hasta donde está la gran planta, lo toma del suelo y lo guarda nuevamente en su
mochila de colores. La madre la llama nuevamente y regresa rápidamente a su
lado. Alher sonríe y le dice amablemente: - Aruma, eres una buena madre-.
CAPITULO III
“Jobar,
necesito que te comuniques con la nave nodriza, y me envíes a Acxa, Narti, Ezor
y a Zethrid, de inmediato, y un contingente de 100 guardias androides, a las
coordenadas que te envío en este momento”. Con esa orden Lotor se
comunicaba con el Castillo, pidiendo refuerzos, ya que había subestimado las
exigencias de su búsqueda en Ondur, que se había vuelto punitiva a mayor
escala, cuando el objetivo cambió a la vieja fortaleza. Lotor pocas veces
viajaba sólo sin la presencia de sus generales, y en esa ocasión quería tener
absoluta privacidad, pero ya las circunstancias lo obligaban a garantizar los
resultados respaldándose en una mayor fuerza. La vieja fortaleza, aunque era un
vestigio de la extinta grandeza de los ondurianos que fue aplastada por los galra
hace muchos años atrás, aun constituía una edificación inexpugnable para ser
sometida por él con apenas dos guardias galra que lo acompañaban.
“Creo
que tendré que esperar algunos minutos a que lleguen”, se dijo con
resignación. Lotor no tenía el menor interés de conversar con los dos guardias
que lo acompañaban, los cuales le parecían insulsos, por lo que quiso mejor
explorar un poco y mirar el contorno del camino para distraer su mente,
mientras los guardias custodiaban la nave. Caminando por un sendero cercano, pudo
mirar algunas flores ondurianas que crecían al pie de algunas rocas, que eran
fáciles de divisar por el color amarillento que resaltaba en la neblina con una
extraña fluorescencia. Tomó algunas con la mano, y las observó detenidamente.
Sus marcas alteanas se iluminaron, pero no era la primera vez que le pasaba, de
niño sintió la misma reacción ante esas flores, pero en ese entonces desconocía
el porqué, ahora lo sabe. Luego de años de estudios científicos galra y de él
mismo buscando descubrir los secretos de la esencia más importante del universo,
se descubrió que las plantas de Ondur tenían propiedades especiales que les permitía
adsorber la quinta esencia del espacio, y por eso no requerían iluminación para
sobrevivir en un planeta casi siempre cubierto de neblina. Pero dicho
descubrimiento tenía poca utilidad práctica, porque la cantidad de quinta
esencia que se podía extraer de ellas era tan insignificante, que no era viable
cultivarlas en masa para explotarlas, y por otro lado emular su proceso de
absorción de manera artificial requería recursos enormes, siendo poco rentable,
sobre todo si un alteano podía aportar mucha más quinta esencia que todo un
bosque de esas plantas. Sólo los ondurianos muy viejos como Alher, podían
acumular tanta quinta esencia en su cuerpo, por consumir por tanto tiempo
dichas plantas, que podía llegar a tener el nivel de un alteano promedio, pero aun
así no se comparaba con la habilidad
natural alteana. Por eso, entre sus planes para reconstruir a la civilización
alteana, una raza casi extinta como la onduriana por culpa de la inconsciencia
cruel de su padre, estaría usarlos para obtener quinta esencia de manera rápida
y a gran escala, elemento vital para el Imperio Galra y sus planes universales,
lo que implicaría algunos sacrificios para los alteanos, pero que eran poco
precio a pagar por la conservación de su raza y cultura, que era lo más importante,
y para ese propósito tenía un planeta acondicionado para usarlo de colonia.
Pero
las flores, aunque con una utilidad práctica nula para él, le traían viejos
recuerdos. –“Aruma… que habrá sido de ti”
– Se dijo en voz baja, acercándose las flores para sentir su perfume. Pero la
reacción que tuvo con ellas fue mucho más fuerte que otras ocasiones del
pasado, debido a que se había expuesto a los efectos de la quinta esencia
durante años de investigación, y era mucho más sensible a ellas que cuando era
niño. Lotor siente que se desvanece y entra en un trance, algo que nunca había
experimentado antes, y frente a él cobra forma una entidad de energía.
Asustando ante tal visión, saca su espada y la coloca en posición de combate,
pero a los segundos comprende que no tiene sentido y la envaina, porque no está
en el plano material, y no puede enfrentar físicamente a lo que considera una
alucinación.-¿Eres algún mensajero de la
brujería de Haggar? Dile que venga personalmente ante mí para que conozca al filo
de mi espada en su garganta– le grito desafiante, pero la entidad le
responde:
-
No, no soy una enviada de Haggar. Ella ya no
existe de donde vengo, pero aun sigue presente en universo.
-
¿Quién eres?
-
Alguien que aun no conoces, pero yo sí te
conozco… Lotor…
-
Sabes mi nombre, pero yo no conozco el tuyo.
-
Allura...
-
¿Eres alteana? Ese es el nombre de una
princesa alteana.
-
Sólo vengo a advertirte, que aquello que
buscas será tu perdición y la de todo el universo. He sido testigo y victima de
todo el horror que has desatado con tus planes en el futuro. Desiste de ellos.
-
Nada puede ser peor para el universo que la
continuidad del reinado de mi padre. Estoy destinado a traer el equilibrio y la
paz.
-
El universo no necesita de emperadores, sino
de protectores.
-
Bajo mi mando estará protegido.
-
Voltron se encargará de detenerte.
-
Voltron no existe. Es un mito del pasado que nunca
volverá.
-
Estoy hablando contigo porque soy producto de
su regreso. Conozco tu destino porque también fue parte del mío. Pero no todo
está perdido. Sé que estás envuelto en la maldad que trae el uso ambiciosos de
la quinta esencia, pero aun puedes cambiar ese destino. Hay miles de
realidades, y en todas puedo ver como fracasas victima de tus ambiciones.
Lotor
queda en silencio por unos segundos, reflexionando sobre las palabras de esa
entidad que se hace llamar Allura. Pero luego sonríe y le dice con tono irónico:
-
No estarías aquí advirtiéndome si eso fuera cierto.
He estudiando sobre el multiverso y la naturaleza de sus líneas temporales, y
tus intenciones te delatan. En esta línea temporal tengo éxito en mis planes, y
por eso te atreves a intervenir directamente para detenerme, porque de lo
contrario no lo harías. Pero te digo algo “Allura” o quien quiera que seas, con
eso sólo le das más fuerza a mi convicción de que mi destino ya lo conozco, y
será grandioso.
La
entidad de repente desaparece, y Lotor vuelve súbitamente a la realidad. El estruendoso
ruido de la nave de transporte lo ha sacado del trance, que finalmente arribaba
con las tropas de refuerzo. Lotor la mira con complacencia mientras desciende,
y luego de aterrizar, sus puertas se abren emergiendo Acxa seguida de Ezor y
Zethrid, y luego una centena de cyborgs marchando en perfecta fila. ¿Dónde está Narti? Les pregunta Lotor. - Está dentro de la nave dando el reporte a la
sede del Imperio, saldrá pronto -, le contestó Acxa. -Que se quedé allí, junto con los dos guardias, custodiando la nave, con
ustedes tres es suficiente-. Dijo Lotor con cierto tono molesto, ya que
quería mantener la operación con la mayor discreción posible, y por eso había
solicitado androides, a los cuales les podía borrar luego la memoria.
Desconfiaba de Narti, pero no tenía motivos sólidos para ello, ya que ella se
había mostrado siempre fiel en el combate bajo su mando, pero algo en su
interior le decía que debía sospechar, aunque admitía que tal vez fuese simple
paranoia, de esas que son comunes en las casas reales, donde las dagas de la
traición abundan en cada rincón.
Lotor saca el mapa de Ondur, y se lo muestra a las tres generales,
señalando la fortaleza. Y explica:
-
Acxa, nuestro objetivo es ésta fortaleza,
desconozco cuantos ondurianos la pueden estar custodiando, aunque no creo que
sean más de 50 mal armados. Sería fácil destruirla de un simple disparo desde
el crucero espacial, pero no quiero borrarla del mapa, no me gusta destruir
reliquias históricas irremplazables, salvo que sea inevitable.
-
Bien Lotor, entiendo, ¿Necesitas entonces una
operación comando? Yo y Ezor podríamos infiltrarnos mientras Zethrid nos cubre.
-
No hace falta, simplemente que las tres me
acompañen con los androides hasta las puertas. Al ver este contingente, los
ondurianos cederán sin oponer resistencia.
-
Es peligroso, podríamos sufrir una emboscada.
-
¿Desde cuándo sientes miedo a un combate en
desventaja Acxa?
-
Sabes que te seguiría hasta las puertas de la
muerte.
-
Lo sé, y por eso estas aquí, como mi mano
derecha.
-
Pensé que era yo –interrumpe Ezor con una tono
sarcástico-
-
Tú eres mi mano izquierda, recuerda que soy
diestro de ambas manos.
-
¿Y que se supone que sería yo? –interviene
con tono huraño Zethrid-
-
Tú eres ambos puños, así que golpea duro
cuando te lo indique.
-
Tengo ganas de comer ondurianos –responde Zethrid
con sonrisa de satisfacción-.
La
breve conversación termina, y se ponen en marcha caminando hacia la fortaleza.
Lotor va delante, con Acxa a su lado, y Ezor y Zethrid detrás, y cinco filas de
20 androides cada una, que los sigue con sus armas blandidas. La neblina ha
mermado, y se puede ver la fortaleza en el horizonte a simple vista, un
montículo de piedras de tono metalizado incrustado en la ladera de una montaña,
y que si no fuera por las puertas y ventanas, parecería parte del paisaje.
A varios kilometro del lugar, Alher, Aruma y
Saleh siguen su paso hacia la fortaleza. Saleh se muestra algo cansada, pero
Alher pide apresurar el paso. Aruma reflexionando en silencio durante todo el
trayecto, comienza a dudar de los planes, y la confianza depositada en Alher
comienza a derramarse como agua que escapa de sus manos, y rompe el silencio:
-
Alher, ¿Realmente estaremos a salvo en la
fortaleza? ¿Cuál es ese peligro que nos persigue?
-
Te salta la duda Aruma, y lo entiendo, pero
sabes que jamás las expondría a un peligro innecesario, sino tuviera la certeza
que es lo mejor para todos.
-
Creo que merecemos que nos informes más sobre
ese peligro.
-
La quinta esencia ha traído consigo la
comunicación con entidades de lejanos
universos, que se han manifestados en este plano de existencia, desconozco el
porqué lo han escogido entre tantos otros. En las noches, cuando estoy unido a
la quinta esencia, escucho algo que parecen
oraciones, de alguien que busca conectarse con este plano buscando un
ser querido.
-
¿Algún clérigo o sumo sacerdote de otro
universo?
-
No lo sé, sólo escuche una vez que desde la
quinta esencia se refirieron a él como Lance.
-
¿Qué es un Lance?
-
No sé si sea un nombre o una clase de
persona, pero ha sido uno de los tantos indicios que he recibido en las últimas
semanas. La quinta esencia ha estado muy activa de entidades que fluctúan en
ella. Hay una entidad en particular que está muy interesada en este mundo, la
que se llama Allura. Ella es la que me ha advertido del peligro para ustedes,
pero sin especificar los detalles del mismo.
Saleh algo aburrida mira algo grande que aparece al final del camino, y
se lo hace saber a su madre Aruma y a Alhar que estaban distraídos conversando,
quienes miran el objeto con gran sorpresa. Se habían topado con la nave de
Lotor. Con un visible miedo que los consume, deciden bordear el camino para
evitarlo, pero salida de la nada como si fuese un espectro, aparece la general
galra Narti, y les impide el paso.
“¿Quién
eres?” Le pregunta Alhar a su captora, mientras se interpone abriendo
sus brazos, como si fuera una barrera entre Narti y unas Aruma y Saleh
aterradas, que están de rodillas abrazadas por el miedo.
Narti
permanece en silencio, y camina lentamente en el contorno de lo que parecieran
sus presas, sin perder de mirarlos con ese rostro sin ojos visibles y cuerpo de
apariencia de reptil. Alher cierra sus ojos como meditando, cuando de repente
siente como una revelación, y le dice con voz desafiante: “Ya sé quién eres, a pesar de usar tus títeres, la quinta esencia me lo
dicho. Habla, Haggar”.
CAPITULO
IV
Lotor y su contingente armado habían llegado finalmente a su destino
luego de la marcha desde la nave. Ya situado al frente de la gran puerta de la
vieja fortaleza onduriana, mira hacia lo que parece un balcón de observación,
aunque no se logra ver a nadie en él, y grita con firmeza: “Soy el príncipe Lotor, en nombre de Galra,
pido que los guardianes de Ondur se hagan presente”. No hubo respuesta
alguna luego de varios minutos. Acxa acompaña serenamente y en silencio a Lotor,
quien sigue esperando con calma la respuesta, pero Ezor y Zethrid comienzan a
impacientarse.
-
Lotor, estos idiotas se esconden como
cobardes –dijo Zethrid con sorna-, no creo que salgan a dar la cara, deben
estar aterrados.
-
Creo que esto debe estar deshabitado y estamos
llamando fantasmas –agregó Ezor con expresión de desconcierto–
Lotor sonríe ante los comentarios de sus dos generales, como
evidenciando que la ignorancia atrevida
de sus lugartenientes les produce gracia, y se toma la molestia de explicarles
la naturaleza del lugar.
-
Eso que ven ahí chicas, es una puerta de 2
metros de grosor hecho del segundo material más resistente de este planeta; el
primero son las rocas que componen esta montaña. Es la entrada a un laberinto
de miles de kilómetros, y nos tomaría días verificar todo el lugar con los
cientos de androides, sin usar sondas especiales, que no las tenemos.
-
Entonces usemos los cañones laser de la nave
para abrir el lugar, y freírlos como ratas atrapadas en sus madrigueras –dijo
Zethrid con entusiasmo mientras se golpeaba los puños-.
-
Tu impetuosidad no es necearía por el momento
Zethrid –respondió Lotor con tono apacible-, ya mi padre lo hizo hace muchos
años, arrasó el lugar, pero los ondurianos lograron sobrevivir de algún modo. Son
una raza muy interesante.
Lotor
interrumpió sus palabras cuando logró ver en el balcón una silueta que se
asomaba. Finalmente un onduriano aparecía ante ellos, vestido con una túnica
color turquesa blandiendo una brillante lanza cromada.
-
¿Quién llama a los guardianes de la
fortaleza?
-
Yo, el príncipe Lotor, regente de este
planeta por mandato del Imperio Galra.
-
Los Galra no tienen ningún poder aquí.
Acxa al oír las palabras desafiantes del guardián, adoptó rápidamente una
posición de combate, y las otras compañeras la siguieron. Pero Lotor les hace una
señal con la mano derecha sin dejar de mirar al guardián, para que adopten una
posición relajada y menos amenazante.
-
Tus palabras son arrogantes para quien tiene
en frente al heredero del Imperio Galra y a un contingente de androides de
combate, pero también son palabras valientes, y eso lo valoro. Veremos si es
una valentía estúpida o inteligente. Queremos hablar con Alher, y que nos
traigan a las dos ondurianas que se refugian en este lugar, no nos interesa
nada más, y nos iremos en paz.
-
Ninguna onduriana ha venido en años, y Alher
no se encuentra en la fortaleza.
-
Si lo que dices es cierto, no tendrás
problema en permitirnos entrar para verificarlo.
-
No está permitida la entrada a la fortaleza a
los que no son ondurianos.
Lotor mira de reojo a Ezor, y ésta responde a la señal con un rápido
movimiento que la aparta del grupo, y en cuestión de segundos escala la montaña
con agiles saltos sobre las rocas, hasta llegar al balcón y situarse al lado de
guardia onduriano, poniendo una daga en su cuello antes que éste pueda
reaccionar. El guardia se sabe vencido, fue sorprendido por la hábil Ezor, pero
permanece sereno.
-
Nadie que no sea onduriano puede entrar a la
fortaleza – reitera con voz de firmeza el guardia, en la medida que la fría
daga de Ezor que presiona sobre su cuello se lo permite -.
Acxa
fija su mirada en Lotor esperando la decisión, el cual se queda por algunos
segundos pensativo.
-
Baja Ezor. Él dice la verdad, no están ahí.
Zethrid visiblemente molesta, le recrimina a Lotor dejar vivo al guardia
que lo desobedeció, porque se interpretaría como un signo de debilidad ante los
ondurianos, sobre todo si se trata del príncipe del Imperio Galra, algo que su
padre jamás haría. Acxa simplemente guarda un prudente silencio, aunque algo
preocupada por todo lo que ve y oye. Lotor cambia la expresión de su rostro con
evidente molestia al oír la comparación con su padre, y reacciona desenfundando
su espada colocándola en el cuello de Zethrid.
-
¿Y no sería lo adecuado ejecutar a un
subordinado que se atreve a cuestionar las decisiones de su superior ante un
potencial enemigo? –expresa Lotor con fría expresión en su rostro- .
Ezor
deja al guardia onduriano y baja rápidamente siguiendo la orden de Lotor, con
una inocultable expresión temor por la situación en la que se encuentra su
compañera Zethrid. Al lado de Lotor, Acxa permanece inmutable aunque con una
mirada preocupada.
-
¿Qué opinas Acxa? -pregunta Lotor mirándola de
reojo-.
-
Si dejaste con vida al guardia, debes tener
tus razones, y no las cuestiono. Confío plenamente en ti Lotor, y mi lealtad es
contigo, porque te admiro, no por temor.
-
Pero al parecer tu amiga Zethrid no piensa lo
mismo.
Zethrid que en un primer momento se había mostrado sorprendida, se
molesta por las palabras de Lotor, y le responde con indignación mientras lo
mira fijamente: “si esos es lo que crees
de mí, estoy dispuesta a morir por tu mano”. Acto seguido baja la cabeza en
señal de resignación. Lotor cambia el semblante, sonríe, y guarda su espada.
Ezor que ya se había bajado y reunido junto a ellos suspira aliviada. Lotor le
dice a Zethrid: “Ese guardia onduriano no
es muy diferente a ti, dejando a un lado lo impulsiva y obstinada que eres.
Conozco algunas cosas de la orden a la que pertenece, y nos hubiera atacado si
escondiera algo, antes que mentirnos, porque mentir lo consideran un acto de
cobardía, y como vez, no es cobarde, aunque sí algo estúpido”.
Lotor ordena a Acxa que deje a 50 androides a las afueras de la
fortaleza vigilando por la posible llegada de las ondurianas, y ordena al resto
regresar a la nave, para hacer una búsqueda aérea por los senderos y caminos
cercanos.
A
las afueras de la nave, Alher sigue esperando la respuesta a su pregunta,
mientras intenta proteger a Aruma y Saleh de Narti. Una voz surge en su mente,
proveniente de Narti, pero no de ella.
-
Veo que manejas la quinta esencia onduriano,
lo percibía.
-
Haggar, las entidades desde la quinta esencia
me han advertido de ti. Soy Alher de Ondur, y si conoces ese nombre, entonces
sabrás que no podrás hacernos daño con tus brujerías.
-
Podría acabar contigo en este mismo instante,
sin usar directamente mis poderes, simplemente ordenando a mi marioneta destruirte
junto con las ondurianas que te acompañan, pero eres afortunado, porque me
interesa saber qué sabes de esas entidades.
-
Una de ellas eres tú misma de otra realidad dimensional,
es la que me ha advertido que eras tú la que se escondía detrás de esta galra.
-
¿Yo misma? Deja tus mentiras! –dejando salir
una carcajada corta y seca- . Dime, y de eso dependerá tu vida. ¿Qué te han
dicho esas entidades?
-
Espías a tu hijo Lotor, porque temes que
derroque a Zarkon. Pero tu ambición por la quinta esencia los llevará a su
destrucción, al igual que terminó con los alteanos, la raza que traicionaste.
-
¡Calla
insolente! Estas mintiendo.
-
No lo hago, sabes que los místicos onduriano
tiene prohibido mentir sobre los mensajes de las entidades de la quinta
esencia, así me reveló quien antes era llamada Honerva.
Narti
seguía inmóvil y en silencio, pero ahora también la acompañaba en la mudez la
voz de Haggar en la mente de Alher, que se había apagado ante las palabras de
éste. De repente se reanuda de nuevo la voz de Haggar, con tono interesado pero
cauteloso.
-
Dime, que te ha dicho esa entidad.
-
Tú ya estas muerta en vida, terminarás de
perder todo lo que crees que aun conservas, y cuando trates de recuperarlo,
será demasiado tarde. Sólo en esta línea de realidad aun puedes evitarlo, en el
resto, todo está perdido para ti.
-
¿Cómo puede afirmar eso?
En
ese momento Alher es impactado por una fuerza de la quinta esencia que desde su
interior lo hace entrar en trance. Sus ojos se tornan luminosos, y su voz cambia
completamente. Ahora él, al igual que Narti, son sólo meros instrumentos de
comunicación para las fuerzas que los dominan.
-
Sabes quién soy, reconoces tu propia voz, yo
soy aquella que creyó enfrentar y derrotar a Voltron, y luego cuando lo perdió
todo quiso destruir el universo y todas sus realidades.
-
Voltron está perdido en el tiempo.
-
No, volverá, de la mano de una fuerza de
nuevos guerreros de otro mundo, junto con Allura, la heredera alteana, y será
la perdición del Imperio Galra. No lo podrás evitar, porque está escrito su
regreso.
-
Mataré a Allura para prevenir el regreso de
Voltron, y a cualquiera que interfiera en mis planes. Ahora que conozco el
futuro, puedo cambiarlo.
En
ese momento arriba Lotor a la nave de transporte con el contingente de
androides y sus generales, y se encuentra sorprendido con la escena de Narti
custodiando a los ondurianos. Al principio pensó que Narti los había capturado en
su recorrido hacia la fortaleza mostrando regocijo por su hazaña, pero luego observó que Alher
estaba en algún tipo de trance y parecía que se comunicaba con ella, y entiende
que debe haber algo más. Narti no posee ninguna cualidad que le sirva para
manejar algo de las habilidades de Alher y la quinta esencia, y deduce lo
obvio, que se trata del control de Haggar, de una de sus marionetas. Saca su
espada y se dispone a matar a Narti. En ese instante Acxa se interpone entre
ellos y le pregunta a Lotor sorprendida el porqué quiere matarla.
-
Es una espía de la bruja Haggar, está bajo su
control, corremos grave peligro si la mantenemos con vida. Apártate Acxa, o
deberé pensar que también eres parte de esto.
Zethrid y Ezor visiblemente afectadas por lo que sucede, se toman de la
mano, y en sus rostros se observa la preocupación que las domina por el destino
de sus compañeras, pero no intervienen en la situación. Su disciplina en ese
momento es inquebrantable, aunque no sin dudas que las atormenten.
“No la mates, yo puedo liberarla”, dice
Alher con una voz distinta a la suya pero familiar a los oídos de Lotor, y
envía una esfera de energía que impacta en la frente de Narti, quien cae
desfallecida, mientras que Acxa la auxilia en el suelo. Alher cae de rodilla, y
coloca sus manos en su cara, recobrando su propia conciencia. Lotor reconoce
que esa voz era parecida a la de Haggar, pero sonaba algo distinta, y antes que
Alher pudiera recuperarse, le pregunta con tono severo:
-
Viejo Alher, ¿Qué es lo que has hecho?
-
No cambias Lotor, -responde aturdido, y
jadeando con sus manos apoyadas en el suelo-. Yo no he hecho nada, fue una
entidad de la quinta esencia que lo ha hecho. No recuerdo ni lo que le
dijo ni lo que hizo.
-
¡Pero yo sí recuerdo! Grita impetuosamente
Saleh, en una extraña muestra de seguridad, y su madre enseguida la manda a
callar. Extrañamente había podido escuchar la conversación mental de la quinta
esencia.
-
Tú debes ser quien robó mi libro, le responde
Lotor.
-
¡Mi
hija no es una ladrona! Afirma tajantemente Aruma con tono elevado y molesto
mientras la abraza de forma protectora.
-
¿Quién eres mujer? Le pregunta Lotor mientras
la apunta con su espada.
-
Aruma, la onduriana del castillo.
Lotor al escuchar ese nombre, entra enseguida al reino de los recuerdos que
se apoderan de su mente, y éstos evocan momentos muy significativos de su
infancia. Aruma fue la primera persona de su misma edad con la cual compartió
su infancia hasta la adolescencia, momento en el cual se fue del castillo para
participar en cursos de entrenamiento militar en compañía de otros galras de su
edad, momento en el cual conoció a sus actuales generales. Su relación con ella
fue casi clandestina, ya que no estaba permitido jugar con los esclavos
ondurianos si no recibir sus servicios. Secretamente en su habitación, Aruma le
mostró cosas que nunca había visto ni oído hasta entonces, incluyendo las
flores ondurianas, su primer contacto con la quinta esencia.
-
Antes de irte del Castillo y de Ondur, me
dijiste que todo en la habitación eran recuerdos para que nunca te olvidara.
Hace algunos años, limpiando la habitación luego de un terremoto que dañó parte
de la pared, encontré ese libro detrás de la biblioteca, y se lo regalé a mi
hija, para que aprendiera a leer galra.
-
Ese libro contiene cosas confidenciales que
no conviene que se sepan de un futuro Emperador Galra.
-
¿Que se sepa que el gran príncipe Lotor
alguna vez fue un niño, y pensó y amó con uno? Yo también conozco ese pasado,
puedes destruirme si quieres borrarlo definitivamente.
Lotor pocas veces había dudado de sí mismo. Lo lógico era destruirlos a
todos, y así borrar toda evidencia del pasado, ya que esos gestos infantiles y
emocionales impropios para la cultura galra, que seguramente sus enemigos
políticos atribuirían a su mestizaje alteano, que pondrían en duda su
legitimidad como gobernante del Imperio, eran un riesgo que no debería aceptar.
Sin embargo, la idea de destruir a Aruma, el primer ser por el cual tuvo
sentimientos de amor y aprecio genuinos, en medio de la fría soledad de la
corte galra y su severa institutriz, le era insoportable. ¿Cuál es el bien
mayor que debía proteger? ¿La vida de dos ondurianas o de todo el universo si
perdía el gobierno del Imperio ante sus competidores carniceros? ¿Debía hacer
nuevamente ese sacrificio como tantos otros había hecho en el pasado?
“La bruja dijo que mataría a Allura”, expresó
de forma impertinente Saleh, interrumpiendo los pensamientos de Lotor.
-
¿Allura? ¿La princesa altiana?
-
Sí Lotor, debe ser la Allura de esta realidad
– intervino Alher ya en pie y recuperado-, ya que una de las entidades en la
quinta esencia se llama igual, pero proviene de otro universo. Haggar quiere
prevenir el regreso de Voltron, y ese debe ser el gran peligro que se me
advirtió.
Lotor
mentalmente reflexiona y se dice: “Si
Haggar quiere eso, entonces sería estúpido permitírselo, porque le daría más
poder a mi padre y reinaría eternamente”.
-
¿Dónde está esa Allura? Pregunta Lotor a
Alher.
En
ese preciso instante varios rayos laser impactan en el cuerpo de Alher, quien
cae muerto en el acto. Los dos guardias galras que estaban en la nave y habían
acompañado a Lotor desde el principio, habían disparado para callarlo. ¡Traición! Gritó Lotor, mientras
ordenaba a Ezor abatir a los dos guardias, quien los elimina rápidamente. Lotor
ve el cuerpo sin vida de Alher, mientras Aruma y Saleh se abrazan llorando
aterrorizadas, y le dice a sus generales: “La
mano de Haggar es muy larga y está en todos lados”.
Saleh
sufriendo ese momento tan trágico, y para sorpresa de su madre quien la mira
atónita, entra en trance de la quinta esencia, y muestra señales alteanas en
sus mejillas, mientras le dice con una voz distinta a Lotor: “Yo sé dónde está la Allura de esta realidad,
y viene en camino a este planeta, Ondur, porque la he llamado en sus sueños”.
Lotor
reconoce la voz, era la misma de la entidad que le había hablado al principio
de su camino. Era la Allura de la quinta esencia.
CAPITULO V
En
la estación principal de batalla galra, una figura encorvada camina por un
largo y oscuro pasillo, hasta llegar a un gran salón donde se encuentra el
trono del Emperador. Haggar no solía comunicar sus hallazgos a Zarkon, y menos
cuando se trataba de información relacionada con las actividades subversivas de
Lotor, ya que prefería tratarlos ella directamente y aplicar las medidas correctivas
necesarias para neutralizarlo, por un temor oculto a que Zarkon ordenara la
ejecución de su propio hijo por traición. Pero en esta ocasión, la información
sobre el regreso de Voltron, y la necesidad de aniquilar a Allura para evitarlo,
lo hacía un asunto de Estado que debía ser tratado directamente con el
Emperador.
-
Mi señor Zarkon, he recibido información desde
la quinta esencia. Voltron estará de regreso de la mano de la princesa Allura y
de nuevos guerreros venidos desde un mundo distante.
-
Los reales paladines de Voltron se
extinguieron hace mucho y ya no existe. Pero no tengo por qué dudar de tu
palabra. Allura debería estar muerta desde hace mucho, al igual que todo
vestigio del reino alteano. ¿Por qué no lo está Haggar? –le pregunta Zarkon con
tono recriminatorio-
-
Ha sido imposible localizarla por todo este
tiempo mi señor. La suponía muerta, pero ahora sé que no lo está.
-
Soluciona ese problema de inmediato Haggar.
Moviliza la estación de batalla hasta donde se encuentre. Yo personalmente la
destruiré.
-
Sí mi señor.
Haggar se retira discretamente para dirigirse a su templo de magia oscura,
para efectuar los rituales de la quinta esencia que le permitan localizar a
Allura de forma definitiva, porque ahora su propia vida estaba en juego.
Ayudada
por la energía de sus hechiceros, y luego de un gran esfuerzo, logra finalmente
visualizar algo, pero de forma muy imprecisa, que luego cobra claridad. Es ella
misma, pero con la imagen de Honerva, que le dice: “Se dirige a Ondur, para la batalla final por tu realidad, no faltes a
tu cita con el destino”. Al finalizar estas palabras, el reflejo de Honerva
se desvanecerse ante sus ojos, quedando Haggar en silencio por algunos segundos.
Sus hechiceros se acercan y le preguntan su estado, y ella responde:
-
Ordenen el traslado de la estación principal
a Ondur, de inmediato, y alisten a la nueva robobestia.
En
Ondur, Lotor y sus generales junto con las ondurianas, se trasladan en la nave
de transporte por la superficie del planeta, para buscar el lugar de arribo de
Allura. Narti se encuentra restablecida piloteando la nave en la cabina de
mando al lado de Zethrid, mientras que el resto conversa en el área de carga de
la nave.
-
Dile a tu hija que necesito el punto preciso
de arribo de Allura –le expresó Lotor a Aruma con tono amenazante-.
-
Pides demasiado Lotor, es la primera vez que
la veo decir algo así. Alher jamás nos dijo algo al respecto, aun está
impresionada por su muerte, nunca había visto a alguien morir.
-
Si no
dice pronto donde aterrizará Allura, la próxima muerte que verá será la de esa
princesa. Nunca se debe subestimar a la bruja Haggar, siempre está a un paso
por delante de mí, y estoy seguro que dentro de poco sabrá la ubicación de
Allura, y movilizará a todo la flota galra contra ella y este planeta.
Saleh
continúa afectada por la terrible muerte de Alher, y recuerda como dejaron su
cuerpo inerte a las afueras de la fortaleza, para que los guardianes se lo
llevaran a efectuarle los rituales mortuorios conforme a la tradición
onduriana. Aruma y ella querían quedarse para los actos fúnebres, pero Lotor se
los impidió, exigiendo que les sirvieran de guía para encontrar a Allura. Saleh
llora desconsolada mientras abraza su bolso de colores. Lotor molesto por el
ruido de los sollozos de la niña, le ordena a Aruma que haga algo para
callarla, la cual se muestra indignada por la frialdad de Lotor. “¿Acaso no conociste a Alher cuando eras
niño e iba al castillo a rendir el tributo a los galra en nombre de los
ondurianos? Detrás de las cortinas lo veías cuando llegaba al castillo, y en
más de una ocasión cuando lograbas escabullirte de tus custodios, lograste que
te explicara la naturaleza de Ondur y de sus flores”, le recrimina Aruma, “deja que mi hija tenga su duelo interno”.
Lotor se muestra impasible ante esas palabras de Aruma, y le reitera con tono
enérgico que no hay tiempo para las emociones ni duelos, y que no habrá futuro
si Haggar consigue su objetivo. En ese momento Ezor, quien se había mostrado
algo preocupada por la situación, se acerca a Saleh, la mira de cerca fijamente
a la cara, y le hace una mueca graciosa con el rostro, que hace se deje de
llorar por un momento. Aruma se complace y agradecida abraza a Ezor, quien se
muestra sorprendida por esa actitud.
El
gesto hace que Lotor milagrosamente baje la tensión por un momento, y le dice en
tono jocoso a Ezor: “Aruma es de las
pocas ondurianas que no siente aprehensión en tocar a un galra, pero no te
acostumbres, que sólo están de paso”. Acxa recostada en una esquina de la
nave, observa extrañada la familiaridad con la que trata Lotor a Aruma, algo
que no había visto muy a menudo, ni siquiera con ellas que lo habían acompañado
por tanto tiempo. En ese momento aparece Zethrid para interrumpirlos y pedir
las coordenadas de destino, ya que estaban a la deriva por el planeta sin rumbo
fijo. Aruma al ver la mirada de Lotor
que recobró seriedad, se acerca a Saleh y le dice con tomo amoroso: “Se que esto es difícil para ti, pero
necesitamos que nos digas donde va a llegar la princesa”. Saleh guarda
silencio por un minuto, cierra sus ojos, y de repente le dice: “33 y 55”. Lotor
exclamó complacido: “Son latitud y
longitud. Fija la ruta a ese punto Zethrid”. La nave ahora se dirige a toda
velocidad a ese destino.
En
una planicie al lado de una cascada, donde extrañamente no existe la bruma que
domina el planeta, una gran nave con forma de castillo desciende, y de ella
sale alguien con un traje de protección espacial que explora el lugar, y luego
de verificar la seguridad del sitio, hace una señal a la nave para que alguien
más lo siga, que aparece a los pocos segundos.
-
¿Este
es el sitio correcto Coran?
-
Si princesa Allura, como usted me indicó, coordenadas
33-55 del planeta Ondur. Ahora, ¿Qué
cosa estamos buscando o esperando? No me ha dicho nada al respecto, y disculpe
que insista, pero después de este largo viaje, luego de despertar de una
criogénesis de 10.000 años, creo que es lo menos que merezco, además que dejé
de preparar mis deliciosas gelatinas
galácticas por venir para acá con usted, y vaya que las necesitamos
después de tantos siglos sin comer.
-
Desperté de ese largo sueño, por una fuerza
que aun desconozco, y que me indicó que viniera hasta aquí. Puede ser algo
relacionado con Voltron.
Allura se quita el casco, y su sedoso pelo blanco ondea bajo la briza
que recorre la cascada, mientras su piel morena recibe la luz cálida que
ilumina sus ojos alteanos. Unos ratones
blancos aparecen, y juegan en su hombro displicentemente.
-
Si es sobre Voltron, no creo que estén en
este planeta los leones, aunque quien sabe… Este lugar se ve como agradable
para un gato… Mucha agua, Arena… tal vez hayan ratas gigantes también.
Al
oír esas palabras, los ratones se esconden atemorizados entre en pelo de
Allura, quien sonríe divertida por la situación. De repente se escucha la
llegada de otra nave, que se presentó de forma furtiva desde la zona externa con
neblina, y Coran al distinguir que se trata de una nave galra, toma a Allura
por la mano y ambos corren atemorizados hacia la nave en búsqueda de refugio.
Pero son interceptados por Ezor, quien les corta el paso hacia la nave,
mientras Acxa y Zethrid las rodean por la retaguardia. Coran intenta enfrentar
a Zethrid, pero ésta lo noquea con un certero golpe en la cabeza que no deja inconsciente
mirando pajaritos. En ese instante aparece Lotor.
-
La princesa Allura me imagino. Distinguiría a
una alteana en cualquier momento.
-
Sí, soy Allura, pero no sé quién eres tú, y ¿Cómo se atreves a retenerme de ese
modo?
-
Lotor, el príncipe Lotor, del Imperio Galra,
a tus servicios.
-
¡Qué a tus servicios y que nada! ¡Exijo que
me liberes en este mismo instante!
-
Lamentablemente no podrá ser princesa, porque
al contrario de lo que crees, estoy protegiendo tu vida. La mano derecha de mi
padre, la bruja Haggar, te quieren asesinar, y no me conviene tal cosa.
En
ese momento desciende Narti de la nave galra custodiando a las ondurianas.
Saleh mira fijamente a Allura y ésta la corresponde la mirada, como si se conocieran
de alguna parte. Aruma siente curiosidad al verla, nunca había visto una
alteana antes, y observa que comparte algunas características con Lotor, como la
marca en las mejillas.
-
¿También
son tus prisioneras Lotor? -Le pregunta
Allura con indignación-.
-
Son ondurianas, nativas de este lugar. Gracias
a ellas pude encontrarte princesa.
Aruma y Saleh nunca había visto esa zona del planeta, despejada de la
neblina con una hermosa cascada de agua cristalina, y una luz cálida que
iluminaba todo el lugar. Narti las vigila de cerca, pero las deja explorar el
lugar con cierta libertad por indicaciones del propio Lotor. Sus siluetas ondurianas
ahora resultaban fáciles de distinguir por la ausencia de la neblina, que era un
camuflaje natural gracias a su piel pálida y ojos blancos, que sólo contrastaba
con su pelo grisáceo.
Saleh
se acercó al agua de la cascada con evidente curiosidad, y vio su rostro reflejado
bajo la luz del lugar, lo que hizo que se maravillara, porque era una
experiencia nueva para ella. Aruma sonríe ante la felicidad de su hija. Al
verla con la claridad reinante del sitio, Lotor recuerda la belleza de Aruma
que lo cautivó de niño, y recordó el momento en que se despidieron por última
vez, cuando eran ya adolescentes, pensando que no volverían a verse nunca más. El
tiempo de vida de los galras, ondurianos y alteanos es similar, influenciado
por la quinta esencia pueden durar
siglos, aunque comparado con el tiempo del universo, es apenas un pestañeo.
Allura
ve en Lotor un pequeño gesto de complacencia por la felicidad de ambas
ondurianas, y aunque con cierta reserva y un mar de dudas, decide por vez
primera hablar abiertamente con un galra, a quienes detestaba por todo el mal
causado a los alteanos y a muchos pueblos en el universo.
-
No debiste traer a esas ondurianas contigo
Lotor. En ese mundo de guerra permanente y destrucción que acompaña a los
galra, ambas terminaran lastimadas.
-
No soy como mi padre Allura, si a eso te
refieres. Cuando yo sea Emperador, el reinado de terror de Zarkon terminará, y
habrá paz.
-
¿La paz de las tumbas y de la esclavitud? No
puede haber verdadera paz sin libertad.
-
Debe existir orden en el universo para evitar
las guerras, y el Imperio Galra puede garantizarlo. Pero eso no niega que la
cooperación entre razas y planetas sea posible.
-
¿Qué quieres de mi Lotor? Si es algo
relacionado con Voltron, desconozco cuál es el paradero de los leones.
-
Por el momento sólo quiero que sigas viva. La
Bruja Haggar, la lugarteniente de mi padre, y que maneja la quinta esencia,
quiere tu cabeza para evitar el regreso de Voltron, y para serte sincero, que
mi padre afiance aun más su poder, no me conviene para mis planes de ser el
próximo Emperador Galra.
-
Voltron
no es un arma para conquistar planetas sino para protegerlos.
-
Si Haggar nos descubre aquí en Ondur, será
este planeta el que necesite toda la protección posible, porque ya mi padre lo
quemó una vez desde sus cimientos, casi extinguiendo a los ondurianos como a
tantas otras razas.
-
Eso me gustaría saber. ¿Por qué estamos
reunidos en Ondur y no en cualquier otro planeta?
-
Eso me gustaría saber.
En
ese momento se le acerca Saleh a Allura, quien la mira con una tierna sonrisa,
y le pone su mano sobre su cabeza en señal de aprecio. Al entrar en contacto
físico con ella, sus marcas alteanas se iluminaron, y sintió muchas emociones
entrando en su mente como el caudal de un rio. Allura inmersa en un estado de
trance, se miró a sí misma como en un reflejo ante una entidad que tenía al frente,
pero al mismo tiempo sabía que no era ella misma. Esa entidad de la quinta
esencia le transmitía todos sus recuerdos. Y pudo ver y sentir en cuestión de
segundos, toda esa vivencia.
-
Allura, ¿Qué te sucede? – Le pregunta Lotor
extrañado-
-
Esta niña tiene un contacto directo con la
dimensión de la quinta esencia. Jamás pensé que alguien que no fuera alteano
pudiera hacerlo –Le responde Allura abrumada y exhausta por todo lo que
experimentó en cuestión de segundos-.
-
Lo ondurianos tienen cualidades relacionadas
con la quinta esencia, pero nunca tan marcadas como la de los alteanos, aunque
parece que esta niña es una excepción. Hay algo especial en ella que
desconozco.
La
conversación entre Lotor y Allura se ve interrumpida drásticamente, cuando un
enorme rayo de energía venido desde el firmamento distante, impacta sobre la
nave castillo alteana, la cual estalla en mil pedazos. Todos se arrojan al
suelo para protegerse de los escombros de la explosión. Y Allura ve horrorizada
como quedó un enorme cráter donde antes estaba situada su nave. Coran
finalmente recobra el conocimiento en medio de toda la situación convulsa, y
cae nuevamente desvanecido con una grotesca mueca grabada en su rostro, ante la
terrible impresión de ver su nave destruida. Mientras los presentes se van
recuperando de los estragos causados por el ataque, Lotor le grita alarmado a
todos: “Debemos irnos de inmediato.
Reconozco ese rayo. Mi padre llegó a Ondur”.
CAPITULO
VI
En
la nave galra de transporte, Narti la dirige a la mayor velocidad posible lejos
del sitio del impacto, aunque sin un lugar de destino. Todos los extraños
participantes del inusual y traumático encuentro están en ella, incluido Coran,
que inconsciente tuvo que ser llevado en brazos por la propia Allura, que por
un momento había dudado en entrar a la nave, pero el temor al peligro inminente
la había convencido de hacerlo, por no existir otra alternativa a la vista.
-
¿Era un rayo de una nave crucero cierto?
-Preguntó Acxa a Lotor-.
-
No, era mucho peor, sólo que fue disparado en
baja intensidad. Es el nuevo cañón de la estación principal –Manifestó Lotor
con expresión de preocupación-.
-
Pudieron matarnos a todos con esa arma
–Agregó Ezor-.
-
Si hubieran querido, lo hubieran hecho. Ese
cañón puede destruir todo a su paso en un radio de miles de kilómetros. Sólo
destruyeron la nave castillo de Allura, para que no pudiera escapar del
planeta, eso quiere decir que Haggar la quiere primero viva… ¿Pero como
supieron la ubicación y que ella no se encontraba en la nave al momento del disparo? –Se preguntó en voz alta un Lotor que miraba a
Narti con desconfianza-.
-
Ella no fue la culpable –intervino
sorpresivamente Aruma-. Alhar nunca mentiría si dijo que la liberó de esa
esclavitud metal. Lotor, no hagas que uno de sus últimos actos de bondad que
fue salvarle la vida, haya sido inútil.
-
No debes intervenir en estos asuntos Aruma, quédate
en silencio con tu hija, no tienes idea de asuntos militares –Replicó Lotor
incomodado por la opinión no solicitada-.
-
Eres todo un galra, ¿cierto Lotor? -Le
expresó Allura molesta por el tratamiento a Aruma-.
Lotor toma del brazo a Allura, y se la lleva a un compartimiento alejado
indicando que no lo siguieran, para poder hablar a solas, por temor al
espionaje de Haggar.
-
No estoy para juegos princesa. Sé que la hija
de Aruma te dio alguna información
través de su conexión con la quinta esencia, y necesito saberla.
-
Se de todos los horrores que cometiste
siguiendo ese camino que llamas destino en otra realidad. No fuiste mejor que
tu padre.
-
Resulta que soy culpable de cosas que aun no
han sucedido o sucedieron en otro universo. ¿Y para qué necesitabas saber sobre
eso? ¿Será que quieres matarme para salvar el universo de mí? Te puedo dar mi
espada, para que atravieses mi corazón, si crees que con eso salvarás este
universo.
Lotor
desenvaina su espada, y se la ofrece a Allura, y la reta a usar su espada para
que lo mate, pero ella se niega a tomarla.
-
No, no es eso lo que quieren las entidades…
–Le dice Allura acongojada- Pude ver también un poco de bondad en ti a pesar de
todo. Hubo momentos en que fuiste feliz.
-
¿Qué momentos fueron esos?
Allura, toca la frente de Lotor, y sus partes alteanas se activan,
transmitiéndole los momentos y emociones que pasaron juntos en la otra
realidad. Lotor se sorprende, no había experimentado algo parecido desde que
abandonó a Aruma en su adolescencia. Las lágrimas de Allura brotan de sus ojos,
dejando evidencia que esas emociones le habían impactado en el alma.
-
Allura… te amé en esa realidad, y tú llegaste
a sentir algo parecido por mi… aunque luego percibí mucha frustración y odio…
-
Era otra Allura, una que sufrió por tu
despiadada ambición.
-
Y yo soy otro Lotor. La historia aun no se ha
escrito.
Lotor y Allura se quedan como congelados en el tiempo contemplándose
mutuamente, sin decirse nada, en un silencio que hablaba por ellos. Ese momento
fue interrumpido por Acxa, que aparece en ese sitio para informar que
recibieron un mensaje enviado por el Emperador Zarkon, exigiendo ir de
inmediato hasta la estación principal que orbita el planeta, so pena de ser
destruidos. Ante ese ultimátum, Lotor le dice a todos los presentes: “Creo que debemos complacerlo”.
El
planeta Ondur se ve como un hermosa perla en el medio de la oscuridad del
espacio. Sólo la gigantesca estación principal galra, situada sobre el planeta,
rompe con la monotonía de las estrellas. En ella se abre uno de los hangares
para recibir la nave de transporte de Lotor, la cual aterriza frente a un
contingente de androides comandados por los hechiceros alquimistas de Haggar,
quienes aguardar su llegada. Lotor desciende de la nave, acompañado de sus
generales.
-
Vaya comité de bienvenida me envía mi padre,
¿O debería decir la bruja Hagga? -Expresó Lotor con ironía-
-
¿Dónde está Allura? ¡Que baje de inmediato!
–Exclamó uno de los alquimistas-
-
¿Acaso estas en posición de exigirle algo al
príncipe del Imperio Galra? Te mandaré a las cuevas del planeta infernal por
esa insolencia.
En
ese momento descienden de la nave Allura compañada de Aruma y Saleh, eran
llevadas por los androides de Lotor que las apuntaban.
Acxa
se acerca a Lotor y le dice al oído que ahora entiende la forma en que se
enteraron de todo después de la liberación de Narti. Intervinieron y usaron a
los androides a distancia usando sus sensores como cámaras y herramientas de
espionaje. Lotor visiblemente molesto, pide audiencia con su padre, pero los
alquimistas se negaron. Zethrid le pregunta
si intentan combatir para salir de la situación, y Lotor le responde que no es
el momento. Los alquimistas junto con los androides los condujeron a un gran
salón donde los esperaba Haggar.
-
La mano derecha de mi padre, la que mueve los
hilos del imperio detrás de las cortinas, ahora se atreve a espiarme y tomarme
como prisionero –exclamó Lotor sarcásticamente-.
-
Calla Lotor. Sabes que esto es vital para la
sobrevivencia del Imperio Galra.
-
-
Sé quién eres, Honerva -Intevino súbitamente Allura-.
No puedes evitar que este universo de salve de tu maldad, traidora.
-
Honerva ya no existe, princesa Allura, murió
junto con todo tu reino alteano –le respondió serenamente Haggar-. Ahora, dime,
¿Dónde están los leones de Voltron?
-
No lo sé, y aunque lo supiera jamás te lo diría
–le expresó de forma altiva Allura-.
Haggar
hace un movimiento con su mano, y descarga una bola de energía que impacta contra
Allura, quien cae de rodilla en medio de un gran sufrimiento.
-
Responde o recibirás tantas como sean
necesarias para hacerte hablar, o morirás en tu obstinación. Realmente el
resultado me es indiferente –le expresó Hagga a Allura con gran frialdad-.
-
No creo que eso sea necesario Haggar. Ella ya
me respondió que desconocía su paradero –le expresó Lotor con tono condescendiente,
recordando lo dolorosas que eran esas descargas de energía, que alguna vez
había recibido en su propio cuerpo-.
Haggar
no le respondió, sino que envió una segunda bola de energía contra Allura, quien
se retorció de dolor en el piso mientras brotaban lagrimas de sus ojos.
Aruma
abraza a su hija quien llora profusamente por la tortura a la que es sometida
Allura, y le pide a Lotor que detenga ese horror. Éste le dice que se quede
callada, o será ella y su hija quienes reciban la ira de Haggar. Sin embargo esas
emociones de felicidad que recibió de mano de Allura del universo alternativo, hacían
que sintiera molestia por todo su sufrimiento, pero pensaba fríamente que no
era el momento oportuno para contrariar a Haggar.
Saleh
no soportó más aquella terrible situación, y corrió desde los brazos de Aruma
para interponerse entre Haggar y Allura, para que cesaran esos ataques. Haggar
se detuvo por unos segundos ante la sorpresiva impertinencia de la niña, pero
nuevamente cargó su bola de energía que esta vez se dirigía contra Saleh. Aruma
tomó a la niña entre sus brazos, y protegiéndola con su cuerpo recibió la
descarga de Haggar, dejándola tendida e inconsciente en el suelo, mientras que
su hija lloraba desconsolada a su lado pensando que había muerto. Acxa mostraba
profundo desagrado por todo lo que sucedía, pero disciplinadamente se contenía
esperando ordenes, pero Ezor visiblemente afectada, quiso intervenir espontáneamente,
pero Lotor la detuvo, y fue él quien dio algunos pasos hacia Haggar para
confrontarla.
-
Ya es suficiente Haggar –le ordenó con tono
severo Lotor-.
-
No estás en posición de ordenar nada Lotor.
-
Si las matas, perderás el contacto directo
con las entidades de la quinta esencia.
-
Y si no las mato regresará Voltron a
destruirnos. Ahora dime, ¿Eso no te beneficiaría a ti también como heredero del
Imperio?
La
lógica de Haggar era impecable. La vida de Allura y posiblemente la de Aruma y
Saleh, ponía en peligro sus propias aspiraciones, ya que implicaba la
destrucción de él y del Imperio Galra por parte de Voltron, como de hecho
ocurrió en el universo alterno. En más de una ocasión sacrificó a aquellos que
consideró una molestia para sus planes, justificándolo por un bien mayor, un
reinado justo y piadoso de su mano como nuevo regente del universo, que
salvaría planetas y razas del despiadado de su padre. A falta de poder
controlar a Voltron a través de Allura, cosa que sabe imposible por los
principios de libertad que la caracterizan, la mejor solución para sus planes
es que muera. No obstante al ver a Aruma tendida en el suelo, recordó algo que
vivió con ella cuando eran niños. Un pequeño insecto onduriano entró a la
habitación de Lotor, parecido a un escarabajo de color verde pero con luces en
sus alas como una luciérnaga, y éste al verlo lo aplastó con un libro delante
de Aruma, quien se molestó con él por haberlo hecho. Lotor lo justificó diciendo
que era un insecto común, que él comprendía que valorara la vida de seres en
extinción en Ondur, después de la gran destrucción que acabó con muchos, porque
éstos desaparecerían para siempre, pero un insecto vulgar y común, no sería
importante protegerlo si se vuelve una plaga, porque habría muchos más para sustituirlo.
Aruma sólo le preguntó si pensaría lo mismo si hubiera millones de ondurianos
vivos, y ella fuera sólo una más de ellos. Una lucha interna invade la mente de
Lotor, entre los recuerdos con Aruma, y las emociones que sintió con Allura.
Finalmente desenvaina su espada y la apunta
en dirección de Haggar. Inmediatamente los alquimistas se disponen a proteger a
su mentora atacando a Lotor y las generales a cortarles el paso para impedírselo.
-
¿Qué haces? ¿Te has vuelto loco? –exclamó Haggar, mientras
generaba una nueva esfera de energía para apuntarla esta vez a Lotor-.
En
ese instante se escucha una explosión, y las puertas del salón se abren bruscamente
para dejar entrar a Coran armado con un cañón, quien se había quedado desmayado
en la nave de transporte, y luego al despertar y comprender la situación viendo
los videos de seguridad de la nave, se había infiltrado dentro de la estación
galra disfrazado de androide, imitando muy bien sus movimientos robóticos. Al
ver a Allura tendida en el suelo, Coran correa alarmado a su lado.
-
¡Princesa Allura! ¿Qué le sucedió? ¿Se
encuentra bien? La veo como quemada, espero que no se haya bronceado
involuntariamente.
La
confusión generada por Coran fue aprovechada por los generales para escapar junto
con Lotor. Ezor toma a Aruma en brazos y corre junto a Acxa que ayuda a Saleh tomándola
de la mano, mientras que Lotor lleva a Allura en brazos. Coran dispara con su
cañón mientras huyen cubriendo la retaguardia, generando mucho humo y confusión,
al tiempo que Zethrid despeja a punta de golpes a los guardias que se atraviesan
en el camino. Finalmente logran llegar a la nave de transporte con mucha
dificultad, pero el hangar estaba cerrado, y aunque Narti en el timón de la
nave intentaba obtener los códigos para abrirla, resultaba inútil y no podían escapar.
Todo parecía perdido, cuando de repente se oyó un poderoso rugido y una garra
de metal que hizo trizas la compuerta de la estación, despejando la vía de
escape. Allura que aun tenía algo de discernimiento reconoció ese rugido, al
igual que Coran. Era el Black Lion.
CAPITULO
VII
La
nave de transporte logra despegar y alejarse de la estación galra, mientras que
el enorme Black Lion cubría su escape destruyendo las naves que los perseguían
o cubriéndolos del ataque de los rayos menores de la estación. Coran y Allura
aun están incrédulos ante lo que veían. ¿Será posible que finalmente hay nuevos
paladines y fueron en su ayuda?
-
¿Esa cosa es Voltron? –Preguntó Lotor a
Allura con expresión de sorpresa-.
-
Al parecer es el Black Lion, el león
principal de Voltron –Le responde aún confundida- . No tengo idea quién puede
estar pilotándolo, ni donde estarán los otros leones.
-
¿Puedes comunicarte con su piloto? Vamos de
regreso a Ondur, esta nave no tiene capacidad para viajes largos por el
espacio, y luego del escape Zarkon irá contra el planeta, y debemos evitarlo
–Le explica Lotor con cierto tono de alarma-.
-
¿Te preocupas por el destino de un simple
planeta Lotor? –Le preguntó con tono de extrañeza Allura-.
-
Ondur no es cualquier planeta, en él hay una
cultura y recursos que hay que preservar para beneficio del universo, y que
conozco personalmente.
-
Yo no lo conozco, pero sé que en él vive
gente inocente, y eso es suficiente para mí. El león parece que nos sigue, y
trataré de entrar en contacto con él al aterrizar en el planeta.
El
cuestionamiento indirecto de Allura a sus intenciones, afectó de manera inusual
a Lotor, quien debatía internamente sus palabras. Ambos estaban de acuerdo en
lo mismo, pero por motivos diferentes. Allura quería ayudar a Ondur para proteger
a gente que le era desconocida; Lotor en cambio quería preservar los beneficios
que conocía de ellos. Para él eran recursos que había que conservar, para
Allura era gente que necesitaba simplemente ayuda. Lotor siempre se consideró
la salvación del universo de la tiranía de su padre, ya que Zarkon era un
monarca despiadado que destruía planetas enteros sin razón alguna sólo para
infundir miedo. En cambio él utilizaría la cooperación entre los mundos para
lograr que el Imperio funcionara, ganando el respeto y no el miedo de sus
súbditos, tomando decisiones racionales para mejor provecho del Universo. Pero
al parecer Allura planteaba algo que le faltaba a su visión. ¿Sería posible que
ella fuese un mejor monarca que él? ¿O simplemente se trata de una debilidad
que llevaría a cualquier reino a su extinción, tal como casi pasó con los
alteanos?
Allura deja a Lotor pensativo y se acerca hasta donde está Saleh con
Aruma, y le pregunta por el estado de salud de su madre. Ésta le responde que está
recobrando el conocimiento. Allura muestra un gesto de alivio en su rostro, y
les expresa su agradecimiento por haberse sacrificado para ayudarla. Luego Allura
voltea a mirar con indignación a Lotor, quien no se había preocupado por
preguntar por el estado de las ondurianas. Lotor entiende el significado de esa
mirada despreciativa de Allura, y le responde con todo altivo:
-
Si no estuviera pendiente de la operación de
escape, todos estuviéramos muertos. De nada sirve la cortesía en un caso de
emergencia.
-
No se trata de cortesía, se trata de
preocuparse por los demás -Le respondió molesta Allura-.
-
Los buenos modales y el protocolo nunca se
deben obviar –intervino jocosamente Aruma con la voz algo afectada pero con una
sonrisa dibujada en su rostro, a pesar de su apariencia demacrada por el daño
corporal sufrido, que evidenciaba que ese tipo de energía resultaba más dañina
para los ondurianos que para los alteanos-.
La
frase de Aruma hizo que los recuerdos volvieran a Lotor, concretamente sobre una
vieja lección que recibió de su principal institutriz de crianza: Dayak, maestra
galra que solía castigarlo severamente por sus errores o desafueros pegándole
con una fusta, para infundirle rígida disciplina en las formalidades palaciegas.
Sin embargo también le enseñó sobre la responsabilidad de su posición en la
familia real para lograr el bienestar de sus súbditos. Posiblemente nunca se
hubiera preocupado por el destino del Imperio si no fuera por ella. Pero esa
parte de afecto y diversión que necesita todo niño no lo tuvo con Dayak, y
mucho menos con el formal e indiferente mayordomo Jobar, lo consiguió de Aruma,
la pequeña sirvienta onduriana, quien desde la distancia, ya que no le era
permitido participar en las clases, escuchaba las lecciones que le impartía
Dayak. Una de esas lecciones, era sobre la importancia de los buenos morales,
la cortesía y el protocolo.
-
Qué buena memoria tienes Aruma. Alguien cómo
tú no puede morir tan fácilmente, ¿cierto? –le expresó Lotor con cierta
picardía-.
-
No, mientras mi hija me necesite, no puede
partir de este mundo.
-
Pero no abuses de tu suerte. Los alteanos
tienen más resistencia de la que crees. Los ondurianos son mucho más frágiles.
Que no vuelva tu hija a exponerte de esa forma.
-
Al contrario Lotor. Saleh me enseñó a hacer
lo correcto. Siento vergüenza de haberme quedado sin hacer nada mientras
torturaban a Allura.
Lo
dicho por Aruma llenó de alegría y agradecimiento a la princesa alteana, que la
consideró muy noble, pero cayeron como el corte de una daga fría en el orgullo
de Lotor, que aunque ofendido, prefirió callar.
-
Afortunadamente detuviste a la Bruja y ahora
estamos a salvo –agregó Aruma, porque se percató que lo había incomodado-.
-
Aún no lo estamos. Para ello nos haría falta
esos leones de Voltron –puntualizó Lotor, mientras miraba con interés a Allura,
quien eludía su mirada-.
Desde
la cabina de mando Acxa anuncia a todos que aterrizaron nuevamente en Ondur,
esta vez dentro del castillo emblema del Imperio Galra en Ondur, como
estrategia para prevenir otro ataque del rayo de la estación principal, que
presumen evitaría destruir el castillo. Junto a la nave estaba el Black Lion.
-
Debemos planear rápidamente como neutralizar
la amenaza de la estación, ya que a mi padre no le importaría destruir el
castillo junto con todos los galra dentro, incluido al viejo Jobar. Aun no debe
estar comandando las operaciones directamente, y quien lo hace en estos
momentos duda en atacar. Tenemos muy poco tiempo. Allura, ¿Quién diablos está
dentro de ese León?
-
¡Qué palabras son esas para un príncipe!
-Replicó una voz que le resultó conocida a Lotor, que provenía de una persona
que acompañaba a Jobar quién había salido al patio del castillo para
recibirlo-.
-
¡¿Dayak que haces aquí?! –Exclamó Lotor
sorprendido-.
-
Me llamó Jobar, y me informó que habías
regresado al castillo, y quise venir a ver cómo estaban estas instalaciones
luego de tanto tiempo.
Las
generales descendían de la nave, y también se sorprendieron de ver a la institutriz
de Lotor en ese lugar, a la que conocieron en sus visitas periódicas al príncipe.
Ezor mostró una clara mueca de desagrado, y el resto de generales de incredulidad
y resignación. Dayak observó con cuidado a los que descendían de la nave, y
reconoció a Aruma rápidamente a pesar de los años, y molesta por ello le
cuestionó su presencia a Lotor.
-
¿Andas con la servidumbre? ¿Cuántas veces te
he dicho que no te podías reunir con ellos? ¡Debe ser culpa de Jobar y su
permisibilidad! Si no fueras ahora un alto oficial del Imperio Galra, te
azotaría sin dudarlo –expresó airada mostrándole la fusta-.
-
Ciertamente Dayak, ahora soy un alto oficial,
y eso que haces se considera según tus propias normas, una insolencia
imperdonable.
-
Perdóname esa afrenta mi señor, a veces
olvido mi posición, no volverá a pasar –expresó preocupada Dayak bajando su
cabeza-.
-
No tengo tiempo para esto. Que Jobar se
encargue del castigo como siempre.
Lotor comenzó a caminar hacia el Black Lion junto a Allura, para
resolver el misterio de su piloto. Allura al oír la conversación con Dayak, le
expresa su preocupación por el destino de ella ante ese castigo anunciado,
porque conoce de la crueldad galra.
-
No te preocupes Allura. Jobar no tocaría a
Dayak, jamás lo ha hecho por cosas aun peores. Ella es severa, pero recta.
-
¿Y tu madre consintió que Dayak te disciplinara?
-
Dayak es lo más cercano a eso que he tenido
en mi vida.
-
¿Y por qué la tratas de esa forma?
-
Debes entender el lenguaje oculto galra. A
veces somos toscos y decimos cosas crueles, pero nuestros actos hablan por
nosotros. Dayak sabía que Aruma era mi amiga desde que éramos niños y vivíamos en
este castillo, y a pesar de sus regaños y castigos, jamás llegó a sacarla del
Castillo, pudiendo hacerlo. Hay distintas forma de mostrar aprecio más allá de
las palabras directas. No somos tan crueles, muchas veces hemos demostrado
benevolencia.
-
¿Como con la destrucción de los alteanos? –expresó
Allura con indignación-.
-
Aun hay alteanos vivos, y estoy formando una
colonia para preservar su civilización.
Allura
se sorprende por la revelación de Lotor, pensaba que Coran y ella eran los unicos
sobrevivientes de su especie. Sintió alegría por la noticia, pero al mismo
tiempo temor porque la situación en la que tuvieran ellos bajo la dominación
galra.
-
Y seguramente los tienes como tus esclavos –volvió
a expresar con incredulidad Allura-.
-
No, sólo van a contribuir conmigo para
desarrollar mis investigaciones sobre la quinta esencia, para desarrollar un
poder que me permita derrocar a mi padre, y protegerlos de él.
-
¿Cómo harás eso?
-
Extrayendo su quinta esencia con maquinas
especiales que estoy construyendo. Será un proceso lento y peligroso, pero a
veces los sacrificios son necesarios para preservar una especie.
Esas
palabras llenaron de rabia e indignación el corazón de Allura, aunque ya había
experimentado algunos sentimientos de dolor por medio de los recuerdos vagos que
le transmitió la entidad de la quinta esencia, sobre lo sucedido en la otra
realidad, pero no tenía precisado ese hecho en concreto en su mente. Tenía
deseos de someter a Lotor a la fuerza para evitar que siguiera con sus planes,
pero la disuadía el hecho que estaba bajo el ataque de Zarkon y Haggar, y sobre
todo dentro de una castillo galra, teniendo solamente como apoyo a Coran. Pero
bajo ninguna circunstancia iba a permitir que su gente se convirtiera en
conejillos de indias para los experimentos crueles de Lotor. Cuando llegaran a
Black Lion, le pediría a su piloto en un lenguaje alteano, que ataque a Lotor y
a sus generales, para luego recoger a Coran y escapar del lugar, y con la ayuda
de Voltron, buscaría la manera de salvar a Ondur. Pero cuando Allura y Lotor llegan
hasta la cabina del Black Lion, descubren que está vacía.
-
¿Qué significa esto Allura? ¿Se pueden manejar
a control remoto o tienen piloto automático?
Allura
aun sorprendida y enmudecida, finalmente vuelve en sí y responde a la preguntas
de Lotor.
-
No, sólo pueden ser manejados por paladines
merecedores de ello, escogidos por los propios leones.
Allura
queda impactada por lo que sucede, no hay ningún paladín piloteando el león que
pueda ayudarla, pero finalmente reacciona y decididamente toma una pistola
laser que tenía Lotor en su cinto mientras estaba distraído mirando los
controles, y lo apunta con ella. En ese instante aterrizan los otros 4 leones en
el castillo de forma sorpresiva, y Acxa, Ezor, Zethrid y Narti alarmadas apuntan con sus armas a los leones pensando
que se trata de un ataque sorpresa.
-
¿Tú los llamaste? ¡¿Acaso pretendes
destruirme con ellos como hiciste en la otra realidad?! ¡¿Ese es tu plan?! -Le grita
Lotor con furia-.
Allura
entiende que parte de los recuerdos de la entidad de la quinta esencia también llegaron
hasta Lotor, quien conoce cuál fue el destino de su alter ego en el otro
universo. Allura por unos segundos cierra sus ojos afectada por la decisión que
debe tomar, momento que aprovecha Lotor para sujetarla por la mano, llevando el
arma hasta su frente, para decirle mirándola a los ojos:
-
Dispara si crees que eso te hará alguien mejor
que yo, pero estás haciendo igualmente lo necesario para preservar lo que también
consideras valioso. Sé que te horroriza la manera en que voy a tratar a los
alteanos para salvarlos, y por eso me mataste con Voltron en la otra realidad,
también eso lo sé. Ahora te doy la oportunidad de hacer lo mismo en esta otra realidad,
pero mirándome directamente a los ojos. Ahora dime de nuevo que soy igual a mi
padre, y dispara.
Allura
quedó petrificada, por un momento no sabía qué hacer, y al desviar a un lado la
mirada para eludir por un segundo la expresión serena pero decidida de Lotor,
pudo ver desde la cabina del Black Lion, a Aruma y Saleh que la observaban impactadas
desde la distancia. Allura sintió que no podía hacerlo, y finalmente bajó el
arma. Y Lotor le dijo algo que la marcaria por el resto de su vida:
-
Al sentir parte del sufrimiento que te causé en
el otro universo alterno, por mi decisión de usar a los alteanos para mis
planes, a través de esos recuerdos confusos que me entregaste de esa entidad, ya
había decidido cambiar de estrategia, pero te dije mis planes iniciales porque necesitaba
saber si tú eras la misma Allura de ese universo alterno dispuesta a destruirme,
porque yo no soy ese Lotor dispuesto a hacerte lo mismo. Ayúdame a construirle
un futuro a los alteanos, tú representas lo mejor de ellos, algo que también
hay que preservar, por eso quiero que seas su líder.
Allura
con lágrimas en los ojos, deja caer el arma al piso, y en un gesto espontaneo
que no puede explicar, se apoya en los brazos de Lotor, quien la sujeta firmemente
entre ellos. En ese momento los embarga una emoción intensa, que ambos creen proviene
de los recuerdos de una felicidad compartida que tuvieron en otro universo,
pero que ahora al estar juntos, y sus corazones unidos luego de todo lo vivido,
renace como algo nuevo y único que les pertenece solamente a ellos y a nadie
más. Lotor acerca sus labios a los de Allura, quien los recibe en un apasionado
beso que sella su amor para siempre, y marca el comienzo a una nueva historia
para ambos.
Mientras
tanto y sin hacerse percatado de lo sucedido, Acxa, Ezor, Zethrid y Narti están
distraídas verificando las cabinas de los otros leones que estaban igualmente vacías.
Acxa mira el interior del Red Lion; Zethrid el del Yellow Lion; Narti el del Blue
Lion; y Ezor la del Green Lion, aunque esta última intenta divertirse aventurándose
a tocar los controles, pero sin obtener respuesta alguna. Su revisión de los
leones se vio súbitamente interrumpida por el estruendoso sonido del muro norte
del castillo derrumbándose. Todos concentraron su mirada en dirección al muro caído
que generó un espeso polvo, y después de disipada la nube de la destrucción que
impedía una visión clara del lugar, se pudo distinguir la imagen de un gigante metálico
cromado con una cabeza semejante a la de un dragón. Lotor y sus generales
reconocen inmediatamente de qué se trata: Una robobestia.
Lotor
enojado y altivo le grita a la robobestia desde la cabeza del Black Lion: “Si mi padre quiere mi cabeza, que tenga el
valor y venga el mismo a buscarla”. De la mole de metal cromado salió de
forma inesperada una respuesta: “Que sea
como gustes, hijo”.
CAPITULO VIII
Para sorpresa de todos, era el propio Zarkon quien pilotaba la
robobestia. Allura le grita a Lotor que baje de la cabeza del león y se refugie
con ella dentro de la cabina, pedido que atendió Lotor en momento oportuno, ya
que la robobestia disparó por su boca un rayo de energía que impactó sobre el
León arrojándolo varios metros del lugar. Allura ante la situación que se
tornaba desesperada intenta activar al Black Lion, pero sin éxito. Nuevamente
reciben otro impacto, y esta vez el Black Lion rueda varios metros sobre el
suelo causando lesiones a sus ocupantes. Allura pierde el conocimiento por la
contusiones, mientras que Zarkon comienza a llamar al Black Lion, que le
responde siguiendo sus órdenes y parece estar bajo su control. Lotor está impotente
para evitar lo que sucede y parece que el desenlace fatal será inevitable.
Allura en medio de su inconsciencia ve la visión de su padre, el legendario
paladín Alfor, quien le habla en su mente:
-
Allura, hija mía, a pesar de que estoy en
otro plano de existencia, mi espíritu está siempre contigo. Yo fui quien te
envió al Black Lion para ayudarte, junto al espíritu de los otros paladines
legendarios, pero debes tener cuidado, porque Zarkon aun tiene influencia sobre
el Black Lion porque él también fue un paladín… Lucha contra su influencia
oscura, y libera al León de esas cadenas para derrotarlo.
-
Te necesito a mi lado padre. Siento que es
demasiado para mí, no sé si pueda hacerlo –expresó Allura con angustia-.
-
Debes confiar en tus instintos hija.
Despierta la luz incluso donde haya oscuridad. Sabes que una flor puede crecer
en medio del pantano. Has que florezca esa flor, confía en ti y en aquellos que
te acompañan, porque no estás sola, y los que vivimos en este plano de la
quinta esencia, conocemos ese potencial. Tienes la habilidad de atraer las
semillas de la luz a tu lado, haz que florezcan.
Allura
despierta en medio de temores y dudas, y ve a Lotor luchando por tratar de
controlar el León, pero su esfuerzo resulta inútil. Ella le dice que se aparte
de los controles, mientras que pone sus manos sobre los paneles de los
instrumentos, e intenta concentrarse, pidiendo a Alfor que la ayude. De repente
se iluminan las marcas alteanas de sus mejillas, y una energía recorre su
cuerpo y se transmite a los controles. El Black Lion rugió de repente como un
trueno que retumbó en todas las paredes del castillo. Finalmente el león se
detuvo y dejó de obedecer a Zarkon. Con una sonrisa de satisfacción en su
rostro, Allura se recuesta contra la pared de la cabina, y cierra los ojos
embargada por el cansancio. Súbitamente sus ojos se vuelven a abrir cuando
siente que el León se mueve nuevamente, y un temor se apodera de ella pensando
que Zarkon nuevamente había retomado el control, pero para su sorpresa es Lotor
quien está controlándolo desde la cabina.
-
Parece que por fin entiendo cómo se maneja
esta cosa -expresa Lotor con serenidad-.
-
¿Qué hiciste? ¿Cómo lograste eso? -le interroga Allura asombrada-.
-
Simplemente
me senté, y los controles comenzaron a funcionar.
Allura estaba incrédula por lo que veía, se supone que solamente un
paladín digno podría pilotearlo. Sin embargo Zarkon pudo controlarlo por un
momento a pesar de su maldad. ¿Será posible que Lotor lo controle como un
remanente de la influencia de su padre? En ese instante se enciende una
pantalla de la cabina y aparece la imagen de Acxa desde el Red Lion anunciando
que logró controlarlo. Zethrid interviene la comunicación con una sonrisa jactanciosa
informando que está conduciendo el Yellow Lion. Narti se muestra controlando el
Blue Lion. Pero Ezor en cambio anuncia con rostro desencajado y con tono de
frustración, que no logra mover al Green Lion… Pero de improviso el Green Lion salta
por encima de los otros leones y Ezor emite unas carcajadas, develando que sólo
bromeaba porque igualmente lo está controlando. Allura entre sorprendida y
consternada a la vez, se dice en voz alta “Imposible…”
a lo que Lotor le responde: “Parece que te
equivocaste y a los leones les gustan los bribones”. Pero la celebración de
los nuevos pilotos por su hazaña duró poco, la robobestia de Zarkon disparó
nuevamente contra los leones, y logra impactar gravemente al Blue Lion, y luego
al Red Lion cuando fue en su ayuda.
-
Esa robobestia tiene un cañón nivel omega,
sino fuera especialmente poderosa, no la estuviera usando Zarkon en persona.
Los leones por si solos no podrán vencerla. ¡Allura! ¿Cómo se forma Voltron? –le increpa Lotor con urgencia-.
-
¡No tengo idea! Jamás había manejado un León…
¡mucho menos a Voltron! –le respondió Allura con desespero-.
Nuevamente la robobestia dispara su rayo mortal, y esta vez impacta
sobre el Yellow Lion, y seguidamente sobre el Green Lion. El ataque de Zarkon
es implacable, y los escudos de los leones no resistirán por mucho tiempo. Acxa
verifica que Narti está aun viva en la cabina del Blue Lion, y se comunica con
Zethrid y Ezor para preguntar por su situación, pero al parecer comienzan a
cundir las dudas entre ellas por el desenlace de la batalla.
-
Acxa, casi me destruye esa cosa y a Ezor
también –Responde con preocupación Zethrid-.
-
No te preocupes Zethrid, de peores
situaciones hemos salido –Agrega Ezor con optimismo-.
-
¿Cómo cuales? –Le replica Zethrid con
incredulidad-.
-
Mmmm… Ahora que lo pienso, ésta es la peor,
pero… ¡Los leones de Voltron son eternos según la leyenda! ¡Regresaran de sus
cenizas!
-
Los leones tal vez, pero no nosotras que
estamos dentro.
-
¡Basta de comentarios inútiles! -dice Acxa con
tono de molestia-. Debemos mantener la moral de cuerpo en medio del combate.
Deberían aprender de Narti que nunca se queja.
-
Ehhh, Acxa, no es por contradecirte -Expresa Ezor con timidez-, pero…
Narti nunca se queja, porque nunca dice nada…
-
¡Guarden silencios todas! -Exclama Zethrid hastiada-. Hay que
comunicarnos con Lotor que está con esa princesita alteana, que nos dé
instrucciones de cómo luchar con estos leones.
-
Pues yo no necesito de esa princesa, ya la
niña onduriana me dio la información de cómo usar las armas –Replicó Ezor,
mientras Saleh se mostraba detrás de ella, junto con Aruma-.
-
¿Qué hacen esas ondurianas contigo? –Le
preguntó Acxa sorprendida-.
-
Hace poco descubrí que la niña se había
subido sola al león antes de despegar, y su madre la siguió. La verdad la niña es
muy útil, me acaba de indicar dónde estaban los controles de las armas, y
miren, ya sé usarlas –En eso Ezor dispara un laser desde el Green Lion contra
la robobestia, pero sin hacerle mayor daño-.
-
¿Y por qué no nos habías informado eso
majadera? –Manifestó Zethrid enfurecida-.
-
Nadie me preguntó –replicó Ezor sacándole la
lengua en señal de burla-.
-
Lamento interrumpir su conversación
–Intervino Lotor que se unía a la comunicación-, pero estamos a punto de ser
destruidos. Necesito que me envíen esos datos de inmediato.
Aruma
comprendiendo la importante responsabilidad que tiene ahora su hija, le pide encarecidamente
a Saleh, que le diga a Lotor todo lo que sepa de Voltron, ya que comprende que
tiene una conexión directa con entidades de la quinta esencia que le están
dando las instrucciones. Ella colabora entablando instintivamente una conexión en
pensamientos con Lotor, por medio de la conexión alteana que éste posee. Allura
sigue con asombro todo lo que sucede, ya que rebasaba por mucho lo que había
entendido de Voltron y la quinta esencia. Sin embargo la robobestia de Zarkon
no cesa en su ataque, y saca a relucir dos cuchillas que surgen de sus brazos, con
la evidente intención de cortar a los leones en pedazos.
-
Tendremos que improvisar -afirma Lotor luego
de la conexión con Saleh-. Síganme todas hacia la estratosfera, y que Acxa se
ubique a la derecha y Ezor a la izquierda del Black Lion. Zethrid detrás pero a
la derecha, y Narti detrás a la izquierda. Luego impriman máxima velocidad
ascendente al mismo tiempo, y utilicen el nivelador de acoplamiento que está a
mano derecha de los controles.
Luego
de que todas siguieron la maniobra indicada por Lotor, se inició el proceso de
transformación de Voltron. Los mecanismos fueron uniendo las distintas partes de
los leones que se iban acoplando, hasta que completado el proceso, se muestra finalmente
al Defensor Legendario en todo su esplendor, envuelto en un halo de energía
luminosa. Entre risas de satisfacción Ezor les manifiesta a todos sus
compañeros: “Nada mal para la primera vez, merecemos una medalla”. Pero la robobestia
les recuerda rápidamente que no tienen tiempo para celebrar en medio de una
lucha mortal, propinando con sus cuchillas un certero corte a Voltron, que casi
le amputa su brazo izquierdo, aunque Ezor y las ondurianas sobreviven, pero a
duras penas.
Mientras
tanto en el castillo en Ondur, Coran, Dayak y Jobar, intentan activar una vieja
arma antiaérea para ayudar en el combate. Los ratones de Allura que acompañaban
a Coran en ese momento, conectaron los circuitos del arma internamente, y lograron
hacerla disparar contra la robobestia, sin hacerle un daño importante, pero el
suficiente como para llamar su atención, y acumulando una gran cantidad de energía
en su boca, la robobestia dispara contra el castillo, el cual explota en millones
de pedazos, dejando sólo devastación. Allura grita de dolor horrorizada ante el
cruel espectáculo, Coran había muerto.
-
Templanza Allura, que esto aún no acaba –le dice
Lotor en medio del llanto de la princesa.-.
-
Coran era como mi padre, nunca lo podrás
comprender –le responde Allura entre lagrimas-.
-
Dayak era como mi madre, y Jobar un fiel
amigo. Pero nada remediaremos si morimos también, debemos prevalecer para cobrar
venganza –Expresó Lotor cerrando los ojos en medio de una tensa calma, y luego manifestar un rostro lleno de ira-.
-
Voltron no es un instrumento para la venganza
–Le replica Allura-.
-
Llámala justicia entonces o como quieras,
pero voy a terminar con esto aquí y ahora –Le expresa Lotor de forma decidida-.
Lotor
activa la espada de Voltron, la cual aparece resplandeciente en medio de la
oscuridad del espacio, para luego chocar contra las cuchillas de la robobestia
en un movimiento ágil y veloz. El combate se hace más cerrado, Lotor es hábil con
la espada, pero aun no controla del todo a Voltron, y falla en algunos
movimientos, que son aprovechados por la robobestia de Zarkon para causarle
mayor daño. Ante la desesperada situación Allura se sobrepone a su pena, y
coloca su mano sobre la de Lotor para transmitirle su confianza y energía, y con
esa poderosa inspiración, Voltron logra romper las cuchillas de la robobestia, presentándose
una oportunidad única para destruirla, ya que no podía disparar su cañón de rayos a muy corta distancia.
En ese instante de segundos, en la mente de Lotor se escucharon las palabras de
Haggar: “No te atrevas a destruir a tu
padre”, a lo que Lotor le respondió: “Mi
padre murió hace mucho tiempo, sólo regreso un cadáver sin alma a la quinta
esencia”. Y acto seguido Voltron atraviesa con la espada a la robobestia partiéndola
en dos, para luego estallar en miles de pedazos.
Gritos
desgarrados de dolor se escucharon en las mentes de todos los que tenían contacto
con la quinta esencia. Era la voz de Haggar que retumbaba como truenos en el
silencio del espacio. Y la respuesta de la bruja ante la muerte de Zarkon sería
implacable. La estación principal galra bajo el control de sus alquimistas,
iniciaron una operación que implicaba la destrucción completa del planeta
Ondur. Con una maquina gigantesca, la estación comenzó a extraer toda la quinta
esencia al planeta como si fuera una aspiradora, con el fin de acumular la energía
suficiente para hacer un salto dimensional. La pantalla de comunicación de los
leones se encendió dejando ver el rostro de Haggar, quien había forzado la conexión
desde la estación, dirigiéndose a todos los presentes:
-
Ahora que Zarkon ha muerto, y se han aliados
con nuestros enemigos, sólo me queda
destruir todo lo existente. Pero esta vez no cometeré la misma torpeza de la otra
Haggar alterna, porque conozco su destino, y ese no será el mío.
-
Haggar,
recuerda cuando fuiste Honerva, junto a mi padre Alfor. Eras un ser noble
incapaz de causar tanto daño y dolor –Le expresó Allura en tono amable y reflexivo-.
-
Ja Ja Ja –ríe de forma cínica Haggar-. ¿Crees
que con tus patrañas lograras que desista? ¡Soy Haggar la mano derecha del todo
poderoso Zarkon, y estoy orgullosa de serlo! Y por eso no concibo otra realidad
que no sea él como Rey del Universo y yo como su mano ejecutora. Por eso borraré
todas las realidades, porque sé que Voltron lo impediría en cada una de ellas.
Esta estación está acumulando suficiente quinta energía para transportarse
hasta el punto de unión de todas las realidades, y destruirlo con un gran
estallido equivalente a un Big Bang. Un nuevo universo tendrá que surgir de la
nada, esta vez sin Voltron, y Zarkon y yo regresaremos para reinar, porque nuestras
entidades vivirán por siempre en la quinta esencia.
EPILOGO
FINAL
Allura abre lentamente sus ojos. No está en la cabina del Black Lion,
sino en un espacio en blanco donde no se puede ver más que un horizonte
infinito. Se pregunta dónde está, pero no obtiene respuesta. Camina por un
largo tiempo esperando ver algo en ese mundo de monotonía, pero no lograr
encontrar nada diferente. Todo es monocromía y silencio, una situación
desesperante. Se sienta y comienza a recordar a su padre, llamándolo con el
pensamiento, pero resulta inútil. Se levanta nuevamente, y grita con todas sus
fuerzas, pero solo se escucha su eco. Pero en un momento siente una presencia
en su espalda, y voltea a verla. Su rostro se llena de alegría al ver una cara
conocida, era Aruman.
-
¡Aruma me alegro mucho de verte! ¿Dónde
estamos? ¿Dónde están los otros?
-
Allura, estamos en el espacio de la quinta
esencia. Alher, el guía de mi pueblo, ahora existe en esta zona, junto con las
entidades que nos han ayudado, incluyendo a tu padre Alfor. Gracias a ellos he
logrado ver más allá de nuestra realidad, todos están aquí con nosotros.
-
¿Pero por qué no los vemos?
-
Sólo vine a despedirte de ti, porque ahora mi
lugar es éste, y tu destino es regresar junto con los otros.
-
¿Qué dices?
¿Por qué tienes que quedarte?
-
En el universo alterno que cambió el destino
del nuestro, tú te sacrificaste para salvar a todos los universos. Perdiste el genuino
amor de Lotor contaminado por la maldad que lo rodeaba, y luego el de un
paladín terrestre llamado Lance, que te amó con real sinceridad, y quedó
envuelto en la nostalgia por el resto de su vida. Ese no puede
ser nuevamente tu destino. Tienes otra oportunidad. La mía es estar aquí, junto
a todos los ondurianos que murieron. Sólo te pido un favor, cuida a mi hija,
para ella aún es pronto para estar aquí.
-
Los recuerdos algo confusos que me transmitió
mi otro yo de la realidad alterna aun permanecen en mi mente, sé que existieron
personas que significaron mucho para mí ¿Qué le sucedió a ese paladín llamado
Lance en nuestra realidad? ¿Algún día lo conoceré?
-
Lance en nuestra realidad es feliz como
piloto, vive explorando el espacio junto a otro terrestre llamado Keith, de
descendencia galra. Al no conocerte, su corazón y metas en la vida nunca
cambiaron.
-
¿Lance era el piloto del Black Lion en esa
realidad?
-
No, lo era Shiro, otro paladín terrestre que
luchó valientemente en esa realidad. En la nuestra vive apaciblemente como
instructor junto a otro piloto llamado Adam, luego de recuperarse de una
terrible enfermedad.
-
¿Y el resto de pilotos?
-
Una paladín llamada Pidge vive junto a su
hermano y padres dedicada a la investigación cibernética, mientras que otro
llamado a Hunk a la gastronomía, compartiendo su arte culinario con su familia.
Sus vidas no son muy diferentes entre los universos.
-
Me alegra saber que todos sean felices…
-
Ahora es tiempo que tu también lo seas. Regresarás
al plano de existencia material junto con los nuevos paladines de Voltron, y mi
hija Saleh.
-
Aun tengo mis dudas, mis temores.
-
Lo comprendo, pero créeme, nuestro Lotor no
es el mismo que cometió tantos actos crueles en la realidad alterna, envuelto en
la ambición por la quinta esencia. Has logrado llegar a su vida en un momento
donde podías cambiar su destino. Coran y Alfor me dijeron que debías confiar
en tu corazón, y que vencieras tus temores.
-
¿Coran está con mi padre? –Le dice Allura con
lágrimas en sus ojos-.
-
Sí, y la Allura de la otra realidad alterna está ahora
con él. Aunque conoce que se trata de otro Coran, igual siente una gran
felicidad por tenerlo a su lado en este plano de existencia, porque lo quiere tanto como
tú.
Allura
sonríe apagando el dolor que sentía por la pérdida de sus seres queridos, desechando
sus temores y confiando en un futuro mejor para todos. Aruma percibe que las
otras entidades la llaman, y antes de partir le reitera a Allura, que cuide de
su hija Saleh, que Lotor aprenderá a amarla, porque guarda lo mejor de él en
ella misma. Luego de estas últimas palabras de Aruma, los ojos de Allura se
cierran, para luego abrirse en la cabina del Black Lion, que flota en el
espacio junto a los otros leones. Han regresado.
Los años pasaron luego de esa batalla decisiva. Allura ahora es la reina
de la nueva colonia alteana, la cual representa ante una federación de planetas
libres, de lo que era antes el antiguo Imperio Galra. La acompaña Saleh que cultiva
flores ondurianas en un enorme jardín de palacio, esperando el momento para regresar
a Ondur y llenarlo nuevamente de vida. Acxa, Ezor, Zethrid y Narti acompañan a
Lotor por el espacio, como los nuevos paladines de Voltron, protegiendo al
universo de los peligros que le asechan. En el Black Lion, Lotor se comunica
con la reina altena.
-
Allura, dentro de poco partiré para el sector
sigma 6, parece que hay alguna alternación en la estrella de ese sistema. Recuerda
reportarlo a los representantes planetarios en la reunión.
-
Quien debe recordar algo eres tú, que tienes un
compromiso para cuando regreses. Saleh hizo arreglos florales para la ocasión,
ella quiere que los veas -Le responde Allura-.
-
¿Tan ansiosa estas de ser la Emperatriz
Galra? ¿No te basta con ser la Reina Alteana? - Le replica Lotor con cierta jocosidad-.
-
Si llegas tarde a tu propia boda Lotor, es
posible que tengas que dormir para siempre dentro del león -Interviene Ezor
desde el Green Lion riendo-.
-
Calla impertinente, concéntrate en la misión –Le
replica Zethrid molesta-.
-
Mejor sigan el ejemplo de Narti, y guarden
silencio –Les recrimina Acxa con tono severo-.
-
Eso es injusto, Narti nunca dice nada –Agrega
Ezor con expresión de frustración-.
-
¿Cómo
que nada? –Responde Lotor con una sonrisa-. Si ya me dijo que tiene su regalo
de bodas listo.
En
la pantalla de todos los leones aparece Narti, mostrando su regalo con un gran
moño color azul.
FIN
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